jueves, 6 de agosto de 2009

Banani Lake - ¿Cómo estás?

Hoy es viernes y es un día perfecto para pasear por la ciudad, porque la tranquilidad está alojada en las calles, ya que es festivo aquí y la gente está en sus casas.

He aprovechado para ir al supermercado a comprar unas cosas, pero antes me he acercado a hacer unas fotos a uno de los dos lagos de Gulshan, el barrio donde yo vivo, y que se llama Banani Lake, ya que hacía un día muy agradable.

Unas chabolas de uralita se pelean por dejar su reflejo en el agua, mientras el color rojo del saree de una mujer nos hace pensar que en esos cajones de metal vive gente, y que el único medio que tienen de llegar a tierra firme es una barca de madera. El cielo gris permanece intacto, nublado, en el reflejo neutro de las cañas de bambú que mantienen en equilibrio estas casas que, aún con todo, aguantan prácticamente en pie ante los momentos salvajes del monzón.


Un niño da fuerza al remo de bambú trasero de su barca, arrastrando la espuma arracimada en un hilo blanco de agua acariciada. La falda nos deja entrever que se encuentra justo en el borde de la barca, sin perder ni un segundo el equilibrio, porque seguramente vive en el lago. Nos lo dice el tono oscuro de su piel, tostada ligeramente por un sol que lucha por atravesar la maraña de nubes y contaminación, para dibujar, perfecta, la sombra en la madera acuática de esta barcaza.


Las chabolas compiten como David ante el monumental Goliat del fondo de la imagen. Edificios del nuevo entramado urbano de Dhaka, con vistas al lago, con la visión de un escritor ante su novela, con sus personajes moviéndose y correteando por debajo de su mirada privilegiada. La ciudad reflejada en el oscuro destino de estas aguas sin fondo, lago triste pero kilométrico, alimentado por unas lluvias que, hace una semana, hicieron que se desbordara. ¿Quién dijo que en esta ciudad no había contrastes?



Las cañas dejadas en forma de muelle nos enseñan su magia, escondiendo su alma debajo del agua, amigas de una vegetación que nace casi sobre un líquido elemento tamizado por dos personajes del Asia tropical, regalándonos una imagen casi perfecta, grisácea y antigua, incluso rural, en uno de los centros neurálgicos de la ciudad. Banani Lake lánguido y espeso, resultado de un sueño atemporal, instantáneo y estival. La mañana es distinta junto a las orillas de este océano urbano.



Un puente semicircular permite que los edificios del fondo se reflejen en el lago por debajo de su estrucura. Hormigón. Palmeras. Ventanas. Colmena de sentimientos, de celdas de soledades compartidas, de literaturas leídas a ras de sábana, poesías cotidianas en un viernes tranquilo, donde el mundo duerme en el vientre del mounstruo urbano de Dhaka. Cemento y cristal. Todo volcado en el lago como una montaña de sensaciones en un espejo.

La calle tranquila y sus sombras nos confirma que las últimas lluvias aún permanecen en la ciudad, en un asfalto donde se conduce por la derecha y sufre el peso de un tráfico repleto de sonidos.


Una niña y su vestido rojo antes de salir en esta imagen se ha acercado pidiendo una limosna. "Hi, Boss. How are You?", su mano extendida solicitaba tímida algo de dinero. Ha visto que no le hacía caso y se ha ido al Rickshaw de su padre, ofreciéndome una preciosa imagen. Sabía que iba a salir en una foto, y ha ofrecido una de sus mejores poses. Color rojo. Reflejos solares en una infancia tornasolada de silencios y de amistades truncadas, donde todavía no es posible un primer amor.

Después, cuando ya venía hacia casa, su padre, que estaba almorzando en un puestecito junto a ella, me ha dicho (con todas las letras) "Hey, hola, amigo ¿Cómo estás?" "Muy bien ¿y tú?" "Muy bien, gracias". Ante esta sorpresa lingüística me he sonreído y he empezado a moverme porque el dueño del puestecito ya me estaba pidiendo que me acercara a tomarme algo con ellos. Amistad, simpatía y españolismo en uno de los días más bonitos desde que he llegado aquí.

A veces llorar ayuda a limpiarte la cara, a escribir líneas de sal, recorriendo unas mejillas que están ameradas por los últimos sudores de esta humedad infernal.

3 comentarios:

Purita dijo...

Hola mi amor!
¿Como que hoy viernes está abierto el supermercado?
Me encantan tus fotos, como siempre, consigues reflejar en ellas los sentimientos de las personas o de la ciudad que retratas.
Te quiero.

LA MAMI dijo...

Impresionante entrada.
Impresionante descripción.
Impresionante léxico.
Impresionante el modo de enlazar las frases como eslabones de una pulsera, que es de cobre pero que tu al hacerlo la conviertes en oro.
Impresionante la forma que me has enganchado a este blog
Impresionante las sensaciones de tristeza, de sentimiento, de humanidad que transmites.
Impresionante como proyectas en un papel el fiel reflejo de esas gentes.
Impresionante la pobreza del lugar, y escondida en ella su riqueza, que tengo la sensación que esta consiste en esa gente que vive allí, no hay nada mas que ver la acción, reacción de la niña, y que sin duda alguna me ha enamorado esa cara... te ha hecho un buen regalo, puedes darte por satisfecho. S
encillamente me ha impresionado.

Las fotos muy buenas, pero me quedo con la foto de la niña, se puede hacer un buen estudio psicológico de ella.
Besosssssss

Pat dijo...

Me ha encantado, las fotos son preciosas y transmiten mucho.

Con varios de los post del blog es como si escribieras ya parte de esa novela que quieres empezar a escribir. Este post parece un párrafo de una bonita novela, sigue así que nos estas enganchando jajajajajaja.

Te queremos muchoooo. Sigue disfrutando.

Besotes y abrazos.