sábado, 31 de octubre de 2009
"Concurso" de microrrelatos. La memoria olvidada de Monterroso
Támesis, el pueblo donde todo puede ocurrir y ocurre
La novela se traza a través de la ironía y la crítica de aboslutamente todo lo que puede ser criticado, desde, por supuesto, el discurso político. El humor aquí deborda a la palabra y su soporte reconvierte el texto en algo que queda fuera de la literatura, con el trabajo hilarante que supone la inducción a la risa más mordaz.
Vallejo ejecuta a un personaje que llega a ser alcalde de un pueblo de Antioquía llamado "Támesis, como el río de Londres. Sí, como el río, pero en bonito. El río, si les digo la verdad y bien que lo conozco, se me hace triste y monótono, fatigado, sin ganas de vivir, como si arrastrara por la inercia de las edades sus cansadas aguas. El pueblo, en cambio, es alegre y parrandero." Carlos, el decidido hermano del escritor, decide que quiere ser alcade en un ataque de dengue, como si fuera empujado por una especie de ensoñación cercana a la locura. Así, Támesis, y en concreto su alcaldía, es el lugar irreal pero tangible donde todo lo inverosímil puede ocurrir próximo al Realismo mágico, como es el caso de los loros, que surcan sus aires azules, como flechas verdes, y que son los que dicen verdades universales, esas verdades que nadie se atreve a decir y que muchas veces quedan almacenadas en el silencio, y esos pajaritos, incluso son capaces de insultar a uno de los guerrilleros más violentos y absurdos, Tirofijo, ayudados por el eco:
"Que se joda que aquí vienen los loros verdes en bandada. Vienen de Los Llanos, de decirle a Tirofijo dos verdades:
Pero, la sátira y la crítica saltan también fuera del pueblecito, abarcando, como ya hizo Vallejo en otras de sus novelas, a todo el país, siempre desde el plano político. Las más mordaces de la ironías se representan en una de las materias primas principales de Colombia, el café, ¿o es la cocaína? El caso es que ambas se exportan al extranjero, a veces en avión:
"Y lavado el café que nos da Midiosito, se seca en los llamados silos y sale convertido en pepas de oro. Ésas son las que tuestan las tostadoras y que una vez tostadas se muelen para que, en agua hirviendo y humeante pocillo o taza con la banderita amarillo, azul y rojo de Colombia se lo tome usted en los aviones de Air France, y volando, volando y soñando despierto pierda el sueño. Al aterrizar en el aeropuerto Charles de Gaulle nos empelotan los de inmigración a ver si traemos, enchufado en el salvohonor o 'culo', cuando menos un kilo de cocaína. ¡Qué cocaína vamos a traer, si en Colombia lo que producimos es café!
Además, La Cascada (a la que los vecinos del pueblo cambiaron la s y la c por una g y se empezó a llamar La Cagada) es la casa donde, antes de ser elegido alcalde de Támesis, Carlos invitaba a todos los vecinos a fiestas donde la gente destrozaba con la borrachera todo aquello que se encontraba delante, como reflejo literario del país entero, y no sólo eso, si no que el nombre de la casa familiar se convirtió en una parte del lema del discurso pre-electoral de la campaña hacia el ayuntamiento, ya que el futuro alcalde pretendía llevar a cabo un supermegaproyecto de una central hidroeléctrica que suministrara luz a practicamente todo el cono Sur del continente americano. Esta idea no es más que otro reflejo del sujeto colombiano-tamesino representado por Vallejo a través de su prosa agrietada y alocada: en el pueblo el optimismo del tamesino de a pie le conducía a buscar una felicidad eterna, una felicidad inexistente e imposible, en una sociedad desbocada y entregada a una simpleza y pobreza infinitas. Támesis, desde este plano, es el reflejo de la búsqueda de Colombia de aquellas ilusiones que no se encuentran más que en la fantasía de aquellas ensoñaciones que en muy contadas ocasiones se hacen realidad.
Además, Támesis también se permite reírse de los designios del Señor Todopoderoso. Sin comentarios:
"La iglesia de Támesis fue construida con una sola torre, que es como la conoció mi padre. Un día el Señor con un temblor se la tumbó, y el párroco de entonces, el padre Vélez, hombre previsor, le construyó dos:
Como está ahora, con dos torres, se puede ver en el sitio que abrió Carlos en Internet: doble u, doble u, doble u, punto, paraíso, punto, támesis, punto, com. No necesita marcar más. Incluso si quita las doble u, no importa. Pero no le vaya a quitar los puntos ni el paraíso. "
En la historia que recorre el lector desde la primera a la última palabra de la novela se percibe un cierto sabor agridulce a olvido, a pérdida de algo cercano al paraíso, a nostalgia de algo que nunca se ha vivido pero que tal vez no haya ni siquiera alcanzado la forma de una posible utopía. La batalla de los tamesinos en su búsqueda de algo que han perdido y que saben que nunca van a alcazar hallar, crea esa especie de risa floja que sentimos cuando nos damos cuenta de que hay ciertas cosas que no salen de su imposibilidad y que, para huir del dolor de ser conscientes de ello y de no poder reconocer esa imposibilidad, hace que caigamos en la risa y burla autoejecutada desde nosotros mismos, hacia dentro, como una especie de implosión, destruyéndonos a nosotros mismos con nuestro sentimiento de culpa. Reírnos de nuestra incapacidad de alcanzar nuestra felicidad absoluta a través de los tamesinos.
La devastadora fuerza que corroe con la ironía se manifiesta en los diez mandamientos (que en realidad se reducen a 4) que se reparten en la novela y además, tal vez, y en muchas ocasiones, las verdades a través de la crudeza y la violencia de la ironía son más dolorosas que dichas directamente. Así, acabo esta entrada con estos cuatro mandamientos (que hay que cumplir para ser un buen tamesino) y una cita donde la verdadera realidad colombiana se duele con una verdad absoluta, disfrazada de tragicomedia. Espero vuestros comentarios opinando y diciendo qué os ha parecido esta entrada. Un abrazo!!!
Primer Mandamiento: "Piche, amigo, mientras pueda y se le pare que vida no hay sino una sola y lo que no se coma usted después se lo comerán los gusanos: los gusanos de la Muerte que se le tragarán todos los resaltos y orificios, las ilusiones y las ambiciones."
Segundo Mandamiento: "No le des güevon, de comer a la chusma para que te adulen y te elijan: que coman mierda y voten por su puta madre."
Tercer Mandamiento: "El que se haga elegir para el bien del prójimo y no para el propio es un güevón."
"Además, y sopéselo usted que es imparcial, extranjero, ¿no hay que pagar pues en Colombia un impuesto de valoración cada vez que le echan una capa de asfalto a una calle cerca a la casa de uno o tapan un hueco? La Batea, que está en una curva a la orilla de la carretera, lo pagó. Y no se valorizó. Y La Cascada lo pagó. Y tampoco. Y si ambas fincas con el tiempo resultaron valiendo más en pesos, fue porque se devaluó el peso. Allá llaman "valorización" a la devaluación. Las yucas que se compraban con lo que valía La Cascada antes de la devaluación son las mismas yucas que hoy se compran con lo que vale La Cascada después de la devaluación. En yucas La Cascada hoy no vale una yuca más por la asfaltada de una carretera. Ni en bolígrafos, ni en condones, ni en cocos. Y al que se siente sin trabajar a rascarse las pelotas a ver si se le valorizan, ahí va el impuesto de las pelotas. ¡Qué se van a valorizar! Nada en Colombia se valoriza. Todo se desvaloriza, empezando por la vida humana. Para pagar el impuesto de valorización de La Cascada tuvimos que vender el jeep nuevo. El viejo ya se lo habían robado a papi a punta de pistola: se le reventó la úlcera que le había resultado de hacer tanta fuerza por tanto impuesto y desangrado murió en el hospital. Senadores y representantes de la Cámara del Honorable Congreso de Colombia: con el debido respeto les propongo, señorías, que al impuesto de valorización le cambien el nombre por el de impuesto de devaluación. Cuarto mandamiento: No te hagas elegir si no vas a robar, pendejo. Y que el pueblo trague polvo y mierda."
viernes, 30 de octubre de 2009
jueves, 29 de octubre de 2009
Palabras deslenguadas
jueves, 22 de octubre de 2009
Moleskine 4
martes, 20 de octubre de 2009
jueves, 15 de octubre de 2009
Aquella guerrilla que no pudo entrar en la ciudad
La paz es como la felicidad, no se tiene sino por momentitos. Uno no sabe que la tuvo sino cuando ya pasó.
Gabriel García Márquez
martes, 13 de octubre de 2009
10ª, 11ª y 12ª clases y día de la hispanidad
La duodécima clase la empecé con una propuesta de examen para el Jueves 22 de Octubre, a ver qué me decían. Les dije que era bueno para las dos partes, para mí para ver si estaban entendiendo bien lo que les estaba explicando, y para ellos porque verían cómo iba su español y si necesitaban estudiar más. La respuesta fue rotunda y al unísono: Sí, era buena idea hacer el examen. Les dije que sería un examen cortito, con pocas preguntas, de una media hora o tres cuartos, y que además, valdría para que al final del curso si hay alguien que se encuentra entre el aprobado y el suspenso, si hacía bien este examen, podría significar aprobar en Junio.
Después hicimos dos ejercicios más para reforzar el presente de los Verbos irregulares, y seguidamente hicimos un ejercicio sobre Alejandro Sanz. Tenían una serie de palabras con dos puntos (Nombre, apellidos, año de nacimiento, lugar de nacimiento, ciudades preferidas o nombre de su primer disco) y al lado un espacio en blanco; más abajo, desordenadamente, tenían las respuestas a esas palabras, de forma que debían enlazar cada una de las dos partes.
A continuación, para no hacer la clase tan pesada como la anterior, nos pusimos a hacer un ejercicio que les pareció muy interesante, y que trataba sobre la última moda de hacer amigos por internet. Les conté que en España y en América Latina existen una serie de páginas en las que la gente cuelga su perfil con sus datos y lo que le gusta hacer, y otros usuarios, a través de su perfil, les pueden enviar mensajes privados para tratar de conocerse. La verdad es que les pareció extraño, aunque algún alumno dijo que esa moda también se está trasladando aquí. Así, la actividad consistía en tres anuncios que habían dejado tres chicas ficticias, explicando sus aficiones e idiomas que estudiaban, para darse a conocer y que se pusieran en contacto con ellas los demás usuarios. Como eran tres textos distintos, pregunté quién quería leer y tres alumnos leyeron cada uno un texto, explicando cada uno de ellos para ver si lo habían entendido. Encima de esos textos había tres fotos de tres chicas, y tenían que enlazar los textos con esas fotos.
Y después hicimos la pausa, que se alargó algo más de 15 minutos, y en la que me preguntaron sobre cine español y cómo podían conseguir buenas películas españolas, y me pidieron algunos títulos.
Después de la pausa, hicimos una actividad de audición, en la que las tres chicas del ejercicio anterior supuestamente habían dejado un mensaje hablado en la página de contactos y los alumnos debían adivinar a cuál de ellas correspondía cada mensaje.
Y, finalmente, como era el 12 de Octubre, les hablé sobre el día nacional de España y día de la Hispanidad, ya que tal día como ayer, del año 1492 una persona llamada Cristóbal Colón llegó a una playa en lo que más tarde se llamaría América y fue la primera acción que conllevó el traslado de nuestra lengua materna a aquellas tierras, con lo que es un día celebrado en todo el mundo hispanohablante.
La clase acabó, y me fui al despacho, donde Rafique estaba acabando el examen que tenía con uno de sus grupos, y cuando lo hubo terminado, nos fuimos al Hotel Westin, donde la Embajada Española había preparado un encuentro para celebrar el día nacional de la hispanidad y nos invitaba a unos cocktails y tapitas, mezcla de comida española y bangladeshí, y que estaban muy buenas, y, además, pude recordar el dulce sabor de una copita de tinto de Rioja. Al encuentro asistieron Rafique, Helal y el director del Instituto de Lenguas Modernas, el Rector de la Universidad, algún personaje de la vida cultural de esta ciudad, miembros de todas las embajadas de Dhaka (de la India, de Estados Unidos, Irán o incluso de El Vaticano), y, por supuesto, todos los españoles de Dhaka. La ceremonia empezó muy bien, con un discursito breve del embajador, y después tuvo lugar la proyección de dos vídeos recordando cosas típicas de nuestro país, y que tal vez el primero erró un poco en el sentido, ya que recordaba los títulos que ha conquistado España en el último año en deporte, y el segundo, con más sentido, era una secuencia de imágenes de lugares de España, como Sierra Nevada, la Alhambra, las Ventas, la Giralda y otros edificios de la cultura hispana, con música de guitarra española de fondo.
Para acabar la entrada, avisaros de que cuando la estaba escribiendo, he tenido una idea muy interesante y que voy a tratar de hacerla para la siguiente clase, con lo que si queréis, podéis estar alertas a mi blog, porque sé que os gustará.
Y, como colofón, una canción que tal vez ponga en breve en clase, a ver qué os parece.
viernes, 9 de octubre de 2009
Arroz Khicuri
lunes, 5 de octubre de 2009
domingo, 4 de octubre de 2009
Los recovecos de la memoria
Debido al tiempo que me sobra, que me encantan los libros y que cada dos por tres se va la luz y aprovecho para leer, me estoy dedicando a deslizarme placenteramente por algunos libros de Literatura colombiana que hay en el despacho. Así pues, como alguno de ellos me está pareciendo fascinante, aquí os dejo algunas breves notas sobre alguno de ellos, con el fin de que, si os gusta lo que digo, os acerquéis a la librería más cercana y os compréis alguno. Así pues, esta es la primera entrada de una serie relacionada con mis lecturas en Bangladesh.
Como ya podéis saber por mi blog, ahora me encuentro leyendo La ceiba de la memoria, una novela de Roberto Burgos Cantor. La historia se centra fundamentalmente en la situación de los esclavos negros en la ciudad de Cartagena de Indias en la época colonial, pero un elemento muy interesante también es el de la producción de una novela, es decir, el trazado que ésta lleva mientras se configura, fundamentándose, lógicamente, en el poder de la palabra. Además, algo que tiene que ver con esta estrategia es que uno de los personajes de la historia es un tal Thomas Bledsoe, un escritor que en la actualidad acude a Roma para recoger información sobe un misionero español, con el fin de escribir una novela sobre su vida. En realidad, Thomas es Roberto Burgos, por tanto, tenemos una estrategia narrativa muy interesante: la novela dentro de la novela, la escritura dentro de sí misma. En realidad la novela es una sucesión de reflexiones de los distintos personajes de la novela, que relatan sus sentimientos y sensaciones en unas situaciones que ni ellos mismos entendían. Esas reflexiones no sabemos quién las narra, si el mismo personaje al que alguién otorga voz para que sea escuchado y no quede en el olvido, si son palabras de Thomas, que está escribiendo la novela a partir de sus anotaciones y lecturas en el Vaticano o si es Roberto Burgos que los utiliza a todos ellos para relatarnos una situación horrible, y que muchas veces da pie para reflexionar sobre el papel de la Iglesia y de la Inquisición en la evangelización: se oponían a las muertes por los rituales indígenas por ser agresivas y sanguinarias, al mismo tiempo que a todo aquel que no aceptara la evangelización cristiana lo condenaban a las peores torturas e incluso a la muerte; muchos misioneros trataron de establecerse en el mismo plano de los indígenas, tratando de empaparse de aquella cultura, para, sin el uso de la fuerza, tratar de evangelizar a los indios y esclavos que pasaban por las misiones, pero, al mismo tiempo, ante las condenas de éstos a trabajos forzados y a las peores de las torturas, no decían nada, nunca se supo por qué, si por miedo a ser separados de la labor eclesiástica o simplemente porque no podían hacer nada ante aquella situación sin freno.
En cuanto al estilo de la novela, hay que destacar que está muy bien elaborada, aunque tal vez en algunos tramos peque de demasiado retórica; esta estrategia está muy bien desde el punto de vista literario, pero debes estar muy concentrado con lo que lees para no perder el hilo de la historia. Incluso hay momentos en los que se repiten las mismas imágenes y expresiones, y echas de menos un poco de ritmo. Pero bueno, para aquellos que busquen un buen texto para leer detenidamente, se encuentran ante una novela complicada pero muy rica en divagaciones, figuras literarias y frases que, aunque a veces demasiado largas, poseen una sintaxis más que envolvente.
La historia, aparte de contar la barbarie y la anulación como personas a la que se sometían a los esclavos, teje también las historias de una mujer (Dominica de Orellana) y dos misioneros que fueron al mal llamado Nuevo Mundo (porque no era nuevo, estaba ahí desde hacía mucho tiempo) a tratar de evangelizar a unos negros que habían sido eliminados cultural y socialmente de sus aldeas y habían sido llevados allí por obligación. Dominica no es monja, pero debido a que en Castilla llevaba una vida más bien aburrida, ya que sus hijos se habían ido de casa y estaba casada con un impresor que vivía para y por sus libros, decide marchar a colaborar a las Indias, quedando allí atrapada por una realidad que la ataba sin saber por qué, y de la cual no quería escapar. Aunque uno de los personajes de la novela con más potencia en la historia es uno de los dos misioneros, llamado Pedro Claver, para mí Dominica está en un plano que está muy pegado o es muy similar a mi situación actual aquí: le duele tremendamente aquello, lo que ve, lo que escucha, lo que siente; aquello la ha dominado por dentro y por fuera, se siente dentro del discurso de los esclavos, tratando de ayudarlos para volver a insertarlos en su calidad de seres humanos, poniéndose en el mismo plano que ellos, eliminando la otredad que la diferencia de ellos. Trata de igualarse a ellos. Y eso me parece que es admirable. Pero, quiera que no, ella ha marchado allí por su propia decisión, no ha ido por obligación como los esclavos, ella está allí porque así lo ha querido, y siempre será distinta ellos, solamente por esta cuestión. Les diferencia el distinto destino que han tenido, les diferencia la distinta forma de llegada a una realidad tropical (como ésta en la que yo escribo), que todo lo destruye pero que al mismo tiempo todo lo reconstruye con la fuerza del agua de la lluvia y el mar. Un calor (aquí y allí) que todo lo pudre y todo lo cuece.
Otro personaje central es Benkos Biohó, un esclavo que fue arrancado de su aldea junto a tantos otros. En algunos tramos de la novela, narra su relación con Pedro Claver, que trata de inculcarle la religión cristiana a la fuerza, y se entrega en cuerpo y alma para protegerle de los abusos de los amos. Benkos, harto de la situación, decide que los esclavos deben huir de aquella cárcel urbana a las aldeas de alrededor, para fundar una resistencia en contra de la colonia, y cuando ya se han establecido en sus "cuarteles" llamados palenques, acuden con la protección de la noche a Cartagena de Indias para robar pólvora y munición. Debido a esta traición y a que cuando eran ya mayores y no servían para los trabajos forzados para los que era comprados, los esclavos fueron ejecutados. A Benkos lo detuvieron por traición, y lo condenaron a ser ahorcado. Pero antes de ello, tuvo un encuentro con Dominica por la noche: ella se hizo muy amiga de él, y trataba de ayudarlo en sus heridas y en sus ánimos, y, una noche, necesitada y empujada por el deseo, lo llevó a la playa, y en la orilla donde llegaba el mar (el mismo mar que los había llevado allí), se mediodesnudó y tuvieron un encuentro sexual.
La situción de los esclavos se entreteje en la novela, tal vez, como la semilla de la sociedad actual de Colombia. Muchos de estos esclavos tuvieron mestizos con mujeres indígenas, y, actualmente, es un país que posee una importante población de color. Pero lo que me parece realmente interesante de la historia de Roberto Burgos es lo que tiene que ver con la visión del otro, y el contacto entre bloques culturales: cuando el hombre occidental llega a aquellas tierras se establece el encuentro con el "otro" indígena que ya vivía allí, pero, realmente, cuando la estrategia colonial ya se había establecido en lo que llamaban Las Indias, se llevó a otro "otro", procedente de África, que debía enfrentarse y "comprender" dos culturas nuevas de golpe, la indígena y la occidental, y de ese triángulo cultural germinó la realidad y la mezcla que se vive hoy en Colombia y en muchas partes de América, según mi punto de vista.
Para acabar este post os copio dos citas de la novela; podría citaros muchísimas, porque hay trozos muy buenos, pero me limito a dos porque si no sería una entrada eterna. La pimera cita es de los pensamientos que tiene Benkos antes de perder la vida en el cadalso. La segunda es del mismo momento, pero se trata del recuerdo que tuvo con Dominica en la playa. Espero que os gusten. Leedlas lentamente, les extraeréis mucho mejor el jugo. Espero vuestros comentarios eh...
"Aprieto mis ojos y no veo mi tierra. Mar y mar. Mis dioses no acuden. La aldea mis padres los hermanos se ha vuelto invisible. Digo padre: nadie acude. Digo madre: nadie viene. Casa: no aparece. Enamorada digo: y una piedra una piel de sapo muerto en la playa un vacío que absorbe y oprime se anuncia en mi pecho y no cabe. Grito grito grito Benkos Benkos: es mi nombre y no dejaré que me lo quiten. Pero apenas soy una furia un viento de revuelta un constructor de palenques un escupidor de blancos y dentro de poco un pobre ahorcado negro insurrecto a quien le quitarán la soga y las carlancas que le dejaron para tirar su cadáver por ahí sin misa sin tumba sin cruz. Ahorcado de mierda para que veas quién manda en estas tierras del rey de cangrejos de mosquitos de epidemias."
"Oigo. Es Gaspar de Argote, el chantre de la Catedral. Hace sonar su órgano con la música distinta de los tambores. Pedro me despide. Nada soy ya. Qué puede quedar de mí. Un nombre. Benkos Biohó. Un olvido. Dominica en su mirador verá este mismo mar. Infinito sin pájaros. La música del órgano de Gaspar la escucho. Pedro le pidió siempre que tocara su órgano de vapor para el funeral de los negros. Lo que él llama un responsorio. No tengo más pensamientos. Más recuerdos. Desde este parapeto veo el mar. Veo las fortalezas que levantamos. Veo mi nada. Veo. Veo la noche después de subir y bajar escondidos del cerro. Veo la noche única en que tuve la valentía para entrar al mar. Y Dominica me esperaba. Tú me esperabas. O me llamabas. Y yo demorado. Indeciso. Inseguro. Voy a ti. La noche única en que un lugar fue para mí. Tú lo debes saber. Yo no lo supe expresar. Mi intensidad es silencio. Aunque grito. Tú me mordiste. Tú me apretaste. Tú me enterraste tus uñas y tus dedos y tus dientes y tus ruidos. Tú. Y yo dormido me desperté. Las potencias del demonio que vimos arriba en el cerro. Las potencias de mi vida interrumpida. Lo que me quedaba después de este viaje sin consentimiento. Y el mar estaba tibio. Me empujaba. Me alejaba. A ti. De ti. La blanca Dominica de Orellana no me mandaba. No me golpeaba. Y la linda Malemba en la playa cuidando que una estrella no nos cayera en la cabeza. El mar tibio y plagado de la fosforescencia de los peces volaores. Mi piel es negra. Tu piel es blanca. La noche es oscura. Se escapó la luna esta vez. Muchas estrellas guiñaban. Caían al mar. Y yo traído por quién sabe qué corrientes me acerqué. Resto de cuál naufragio tú tú Dominica que llegaste por este mismo mar de un mundo que yo no conozco y del cual me cuentas un mundo de castillos y de casas de piedra y de calles y de curas y de papeles. Y qué te cuento yo si mi memoria se borra. Apenas queda este dolor que ahora concluye con el ahorcamiento. O sigue porque allá en la muerte uno se enferma de lo mismo. Esa era la discusión con Pedro. Yo le decía: acabemos con esto. Y me abrazaste. Nunca me abrazaron antes. Yo no sabía si era tu boca o la de los peces que me mordisqueaban. Y tu mano de pulpo pequeño de estrella de mar que he visto en la playa secos y muertos pero tu mano viva explorando mi entrepierna y despertando mis restos mis ansias. Y en la noche de estrellas fugaces y corrientes tibias después que vimos en el cerro comer carne de niños y el diablo entrando al conocimiento de tantas mujeres a las que sangraba con sus espuelas de plata y sin rostro porque el diablo cree que el amor no tiene rostro para qué entonces esa noche. Y la marea me empujaba Dominica. Amiga tuya y mía la marea me conducía. Yo te sentí. El clima de estas tierras llamadas firmes no te gastaba. Y se fue el miedo. Mi grito se envolvió remolino. Y yo pregunté atemorizado. Yo no entendí todas tus palabras. Sentí tus piernas que flotaban en mis costados. Y yo en el centro. En cuál centro. Me zampo en ti. Me recibes me absorbes como el mar me ahogas me anclas sueltas los sonidos de los gatos me llamas me llamas y yo miedoso entro. Mis escasas palabras en tu lengua no sirven. Entonces: aúllo. Y entro en ti. Suave y tibia. Más tibia que el mar. Después qué. Mi ancla en ti. Mis días se acaban. Un ahorcado. Qué queda. Lo que soy en ti. Ni hijos. Ni fuerza. Apenas esta noche en la cual fui recibido. Me ahorcan. El mar el mar y el momento en el cual te conocí Dominica. Yo grité esa noche. La noche esa fue mi grito. Tú gemiste. Y te aceptaste como mi tierra. Ahí quedé. Qué soy. Miro el mar y acepto el abismo. Alguien me trajo a esta tierra. No es la mía. Dominica me ahorcan. Guárdame en ti Dominica."
Roberto Burgos Cantor
La ceiba de la memoria
Editorial Planeta Colombiana, 2007