sábado, 31 de octubre de 2009

"Concurso" de microrrelatos. La memoria olvidada de Monterroso

Hace unos días que llevo pensando en hacer una especie de experimento. Alguna conversación con mi compañero de la Universidad, mis propias lecturas, el recuerdo de algún concurso radiofónico de microrrelatos y la memoria escondida que me acerca a Augusto Monterroso me han ayudado a terminar de cuajar la idea, que ahora, mientras me hacía un café con leche he decidido llevar a cabo, hacerla tangible y mostrarla en mi blog.


No sé si sabréis que actualmente en el aspecto puramente literario, Monterroso tiene el honor de ser, seguramente (y si no es así me gustaría que alguien me rectificara), el escritor con el cuento más corto del mundo. Es este:


Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.


Así, apoyándome en todo lo que he dicho antes y en la idea de escribir una historia en un espacio mínimo de palabras, os propongo a todos aquellos que quieran participar en este proyecto hacer una especie de generación textual comunitaria. Aquí os voy a dejar un microcuento con la idea que con la última frase o palabra (lo que elijáis) escribáis, con un tope de 85 palabras un microcuento que dé comienzo con el final del mío y lo pongáis en los comentarios. Dado que hoy es Domingo, he pensado que sería buena idea hacerlo de Domingo a Domingo, y éste día colgar el microrrelato que más me haya gustado, de forma que con la última frase o palabra de éste se abrirá la gestación del siguiente con la misma base que el anterior (85 palabras como tope, cerrando la entrega del mismo el Domingo siguiente de esa semana). En el caso de que no haya microrrelato alguno en los comentarios, seguiré yo la cadena o cancelaré el proyecto. Espero que hayáis entendido la idea, si no es así, preguntadme dudas que tengáis y trataré de resolverlas. Espero con ansiedad de lector vuestros microrrelatos. Aquí os dejo el primero, de un servidor:


El rayo escaso de sol que atravesaba invasor su ojo izquierdo le informó de que ya era de día. Sin café, huyó de allí con miedo y la urgencia de alguien que debe olvidar la amnesia que lo atenaza. Sin lugar, sin reloj, sin ropa, sin la nada siquiera, supo que había escapado de su pasado. Sintió el peso de la libertad y no supo qué hacer con ella. Los milicos seguramente ya no lo encontrarían.

Támesis, el pueblo donde todo puede ocurrir y ocurre

Hoy, de nuevo, literatura: Mi hermano el alcalde, de Fernando Vallejo.



La novela se traza a través de la ironía y la crítica de aboslutamente todo lo que puede ser criticado, desde, por supuesto, el discurso político. El humor aquí deborda a la palabra y su soporte reconvierte el texto en algo que queda fuera de la literatura, con el trabajo hilarante que supone la inducción a la risa más mordaz.



Vallejo ejecuta a un personaje que llega a ser alcalde de un pueblo de Antioquía llamado "Támesis, como el río de Londres. Sí, como el río, pero en bonito. El río, si les digo la verdad y bien que lo conozco, se me hace triste y monótono, fatigado, sin ganas de vivir, como si arrastrara por la inercia de las edades sus cansadas aguas. El pueblo, en cambio, es alegre y parrandero." Carlos, el decidido hermano del escritor, decide que quiere ser alcade en un ataque de dengue, como si fuera empujado por una especie de ensoñación cercana a la locura. Así, Támesis, y en concreto su alcaldía, es el lugar irreal pero tangible donde todo lo inverosímil puede ocurrir próximo al Realismo mágico, como es el caso de los loros, que surcan sus aires azules, como flechas verdes, y que son los que dicen verdades universales, esas verdades que nadie se atreve a decir y que muchas veces quedan almacenadas en el silencio, y esos pajaritos, incluso son capaces de insultar a uno de los guerrilleros más violentos y absurdos, Tirofijo, ayudados por el eco:


"Que se joda que aquí vienen los loros verdes en bandada. Vienen de Los Llanos, de decirle a Tirofijo dos verdades:
- ¡Tirofijo hijueputa!
Y el eco:
- Puta, puta, puta...- va repitiendo como un demente el eco."


Pero, la sátira y la crítica saltan también fuera del pueblecito, abarcando, como ya hizo Vallejo en otras de sus novelas, a todo el país, siempre desde el plano político. Las más mordaces de la ironías se representan en una de las materias primas principales de Colombia, el café, ¿o es la cocaína? El caso es que ambas se exportan al extranjero, a veces en avión:


"Y lavado el café que nos da Midiosito, se seca en los llamados silos y sale convertido en pepas de oro. Ésas son las que tuestan las tostadoras y que una vez tostadas se muelen para que, en agua hirviendo y humeante pocillo o taza con la banderita amarillo, azul y rojo de Colombia se lo tome usted en los aviones de Air France, y volando, volando y soñando despierto pierda el sueño. Al aterrizar en el aeropuerto Charles de Gaulle nos empelotan los de inmigración a ver si traemos, enchufado en el salvohonor o 'culo', cuando menos un kilo de cocaína. ¡Qué cocaína vamos a traer, si en Colombia lo que producimos es café!


Además, La Cascada (a la que los vecinos del pueblo cambiaron la s y la c por una g y se empezó a llamar La Cagada) es la casa donde, antes de ser elegido alcalde de Támesis, Carlos invitaba a todos los vecinos a fiestas donde la gente destrozaba con la borrachera todo aquello que se encontraba delante, como reflejo literario del país entero, y no sólo eso, si no que el nombre de la casa familiar se convirtió en una parte del lema del discurso pre-electoral de la campaña hacia el ayuntamiento, ya que el futuro alcalde pretendía llevar a cabo un supermegaproyecto de una central hidroeléctrica que suministrara luz a practicamente todo el cono Sur del continente americano. Esta idea no es más que otro reflejo del sujeto colombiano-tamesino representado por Vallejo a través de su prosa agrietada y alocada: en el pueblo el optimismo del tamesino de a pie le conducía a buscar una felicidad eterna, una felicidad inexistente e imposible, en una sociedad desbocada y entregada a una simpleza y pobreza infinitas. Támesis, desde este plano, es el reflejo de la búsqueda de Colombia de aquellas ilusiones que no se encuentran más que en la fantasía de aquellas ensoñaciones que en muy contadas ocasiones se hacen realidad.


Además, Támesis también se permite reírse de los designios del Señor Todopoderoso. Sin comentarios:


"La iglesia de Támesis fue construida con una sola torre, que es como la conoció mi padre. Un día el Señor con un temblor se la tumbó, y el párroco de entonces, el padre Vélez, hombre previsor, le construyó dos:
- Si los designios del Altísimo para la próxima son tumbarnos una torre, ahí nos queda la otra.


Como está ahora, con dos torres, se puede ver en el sitio que abrió Carlos en Internet: doble u, doble u, doble u, punto, paraíso, punto, támesis, punto, com. No necesita marcar más. Incluso si quita las doble u, no importa. Pero no le vaya a quitar los puntos ni el paraíso. "


En la historia que recorre el lector desde la primera a la última palabra de la novela se percibe un cierto sabor agridulce a olvido, a pérdida de algo cercano al paraíso, a nostalgia de algo que nunca se ha vivido pero que tal vez no haya ni siquiera alcanzado la forma de una posible utopía. La batalla de los tamesinos en su búsqueda de algo que han perdido y que saben que nunca van a alcazar hallar, crea esa especie de risa floja que sentimos cuando nos damos cuenta de que hay ciertas cosas que no salen de su imposibilidad y que, para huir del dolor de ser conscientes de ello y de no poder reconocer esa imposibilidad, hace que caigamos en la risa y burla autoejecutada desde nosotros mismos, hacia dentro, como una especie de implosión, destruyéndonos a nosotros mismos con nuestro sentimiento de culpa. Reírnos de nuestra incapacidad de alcanzar nuestra felicidad absoluta a través de los tamesinos.


La devastadora fuerza que corroe con la ironía se manifiesta en los diez mandamientos (que en realidad se reducen a 4) que se reparten en la novela y además, tal vez, y en muchas ocasiones, las verdades a través de la crudeza y la violencia de la ironía son más dolorosas que dichas directamente. Así, acabo esta entrada con estos cuatro mandamientos (que hay que cumplir para ser un buen tamesino) y una cita donde la verdadera realidad colombiana se duele con una verdad absoluta, disfrazada de tragicomedia. Espero vuestros comentarios opinando y diciendo qué os ha parecido esta entrada. Un abrazo!!!


Primer Mandamiento: "Piche, amigo, mientras pueda y se le pare que vida no hay sino una sola y lo que no se coma usted después se lo comerán los gusanos: los gusanos de la Muerte que se le tragarán todos los resaltos y orificios, las ilusiones y las ambiciones."


Segundo Mandamiento: "No le des güevon, de comer a la chusma para que te adulen y te elijan: que coman mierda y voten por su puta madre."


Tercer Mandamiento: "El que se haga elegir para el bien del prójimo y no para el propio es un güevón."


"Además, y sopéselo usted que es imparcial, extranjero, ¿no hay que pagar pues en Colombia un impuesto de valoración cada vez que le echan una capa de asfalto a una calle cerca a la casa de uno o tapan un hueco? La Batea, que está en una curva a la orilla de la carretera, lo pagó. Y no se valorizó. Y La Cascada lo pagó. Y tampoco. Y si ambas fincas con el tiempo resultaron valiendo más en pesos, fue porque se devaluó el peso. Allá llaman "valorización" a la devaluación. Las yucas que se compraban con lo que valía La Cascada antes de la devaluación son las mismas yucas que hoy se compran con lo que vale La Cascada después de la devaluación. En yucas La Cascada hoy no vale una yuca más por la asfaltada de una carretera. Ni en bolígrafos, ni en condones, ni en cocos. Y al que se siente sin trabajar a rascarse las pelotas a ver si se le valorizan, ahí va el impuesto de las pelotas. ¡Qué se van a valorizar! Nada en Colombia se valoriza. Todo se desvaloriza, empezando por la vida humana. Para pagar el impuesto de valorización de La Cascada tuvimos que vender el jeep nuevo. El viejo ya se lo habían robado a papi a punta de pistola: se le reventó la úlcera que le había resultado de hacer tanta fuerza por tanto impuesto y desangrado murió en el hospital. Senadores y representantes de la Cámara del Honorable Congreso de Colombia: con el debido respeto les propongo, señorías, que al impuesto de valorización le cambien el nombre por el de impuesto de devaluación. Cuarto mandamiento: No te hagas elegir si no vas a robar, pendejo. Y que el pueblo trague polvo y mierda."

jueves, 29 de octubre de 2009

Palabras deslenguadas

Ahora, en este exiguo y breve instante, puedo decir que sucede que ya no me canso de ser hombre. Entre estas idas y venidas, nombres, números y calles, mis alumnos se asombran de que podamos comer pulpo. Me piden folletos turísticos: Córdoba, Granada, Valencia, Museos, la paella, Andalucía, Bilbao, mezquitas, mapas, Lori Meyers... Todo augura que ni estoy aquí ni estoy allí. El tiempo se ha acumulado todavía más y la diferencia ahora es de seis horas: siempre me ha parecido inaudita la capacidad que hay aquí de conocer el futuro por adelantado, sé, de todos modos, lo que va a ocurrir seis horas antes de que ocurra en España. Y la verdad es que aquí el reloj se desajusta, se corrompe con la espesura de la ciudad, se olvida de funcionar, y los segundos se agolpan, hasta que viene alguien y empuja para que comiencen a moverse y la aguja refunde su ti-tac.
Las palabras las he dejado en mi lengua, para dejarlas libres cuando estornudo. Hablo con los CNGs y me saludan los pájaros de barro. Las cifras en los precios bajan, debe ser por la inflación de fuera, o por la inflamación de los extranjerismos. La soledad ya no es la misma, se repite de vez en cuando, pero siempre hay algo que la aleja. Ahora sé mirar a través de las celosías, y veo a los tullidos, a los deformados en los semáforos, arrastrándose para adelantarse al tiempo, y sonríen cuando descubren el suave tacto de las 2 takas en sus manos. Ahora también sé que con dos papeles de ese tipo pueden saborear el melancólico, oriental y tropical sabor de un té manchado con algo de leche consensada. No hace falta azúcar. Ahorro pasos cuando un rikcshaw me invita a llevarme. Volver por la noche a casa sabiendo que las farolas de luz enrojecida por el calor de los mosquitos ya no se van a aagar. Y las estrellas bajan a dar fuego a los ínfimos candiles de gas oscuro y azul de las vidas ambulantes que venden cigarrillos sueltos, plátanos o mecheros medio vacíos de gas en sus cajas de madera sucia con dos ruedas medio desinfladas.
A veces creo que no queda nada. Que el calendario está mejor encima de la nevera. Al lado de tu foto. Sí, porque despertarme por la noche es buscarte en los ruidos de la calle o en los sonidos que produce la madera de los marcos de las puertas cuando vuelve a su estado normal, después
de
la dilatación que ha sufrido durante
el día... Y a través
de las rejas de la ventana la voz de alguien que recita
el corán desde la altura de un altavoz
me dice
me nombra
sabe que, diga lo que diga, y suelte lo que suelte,
mis palabras se hacen verso. Y es ahí cuando el lenguaje
me trae infinitas veces tu piel, tu sentido, tu semántica lejana
y descubro el significado de muchas palabras, muchas de ellas
todavía sin lengua.
Por lo menos ya no llueve...
Sucedía, sí, sucedía que me cansaba de ser hombre.
Ahora ya sólo espero que el pasado se haga futuro
y no quedarme en el presente.
Ahora ya sé que sucedía.
Ah, y, de nuevo, allá en el lago, alguien me sigue observando.


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jueves, 22 de octubre de 2009

Moleskine 4

22-10-2009 13:25 (Despacho de la Universidad) Ahora que ya llevo tres meses viviendo aquí puedo decir que esta ciudad es como Babel, una ciudad que más que múltiples lenguas está atravesada por multitud de historias, está narrada por las diferencias que nos unen a todos los que vivimos en ella, por un motivo o por otro; pero hay algo extraño y tal vez desconocido que nos conecta.
Desde hace aproximadamente dos semanas estoy teniendo la fortuna de encontrarme con gente nueva, sobretodo en Gulshan, que es donde todos los extranjeros nos entregamos a la initimidad de unos hogares más o menos confortables. He podido conocer entre otros personajes (que, no sé si es por que mi mente cada vez está más narrativizada, pero son personas muy cercanas a la literatura) a un estadounidense que estuvo viviendo 10 años en El Salvador y que trabaja en el Banco Mundial, una chica taiwanesa que, cuando apenas tenía cuatro años, fue adoptada por una estadounidense, y que trabaja en la embajada de Estados Unidos, otra chica nacida en Italia pero de madre belga y padre español y que trabaja en la Comisión Europea junto a un chico nacido en el Congo y que se fue a vivir a Bruselas cuando era un niño, o una japonesa que trabaja en un banco asiático y su sueño es trasladarse a trabajar a América Latina. Y paro de contar poque no podría detenerme nunca de mostraros aquí historias de seres humanos cuyas raíces permanecen en sus cuerpos, porque en ellos siempre estará esa señal o marca de identidad que les enlaza con sus orígenes. Los extranjeros hemos aterrizado aquí por cuatro razones, todas relacionadas con el campo laboral: embajadas, ONGs, Banco Mundial o somos profesores.
Aún así, en esta Babel inmesa y amenazante, todos a los que he poddo conocer hablan mi lengua materna o quieren aprenderla o reforzar los conocimientos que ya poseen de ella. Muchos de los tabajadores de ONGs tuvieron la afortunada dicha de ser destinados a Latinoamerica, anteriormente a que sus vidas laborales los trajeran a Bangladesh. Allí, en su gran mayoría, se pudieron enamorar del exotismo tropical de las mujeres latinas, casándose con ellas, y trayéndolas aquí con ellos y toda comitiva de generaciones futuras. Así, lo latino aquí cobra un significado más que tropical, ya que, por lo poco que he visto, es la tercera lengua hablada en Dhaka, y eso me causa una fascinación tal que, el otro día, en una fiesta de boda de una pareja de españoles, me llegué a imaginar que aquello no era real, que era producto de alguna de mis ensoñaciones que tengo mientras estoy despierto, ya que me di cuenta de que, en toda la noche podía estar hablando castellano o español con más de la mitad de los invitados (llegarían a haber entre 80 y 120, tal vez más): me encontraba en una terraza de un edificio de 5 plantas en plena capital de Bangladesh, hablando mi lengua materna (la misma que tengo la suerte de enseñar y transmitir a mis alumnos de la Universidad), rodeado por una noche tropical, mientras el DJ, al que el calor sofocante de la madrugada había contagiado una especie de sopor y se había visto dominado por el dulce sopor del sueño, dejaba sonar a través de los 5 altavoces repartidos por toda la terraza canciones de Manu Chao, Julieta Venegas, algún bolero o alguna orientalidad de Shakira.
Pero, sin embargo, también hay algo que me atraviesa a mí y no lo hace con ellos, y por tanto, me hace, tal vez, distinto dentro de nuestro matiz de expatriados. Yo tengo la suerte de trabajar en la Universidad, y no lo digo en cuanto al tipo de puesto de trabajo que es, sino lo digo porque ésta se encuentra en el otro extremo de la ciudad, en el lado opuesto a Gulshan, Baridhara o Banani, las tres zonas donde viven y trabajan los extranjeros. Esta tesitura me "obliga" a tener que desplazarme en CNG, de forma que, durante ese espacio de tiempo en el que me escondo en esta burbuja verde con ruedas, me siento distinto a los demás extranjeros, porque me inmiscuyo en la voracidad de esta sociedad sublime en la que la gente tropical y oscura, con gotas de sudor como rocío en toda la piel, me saludan, sonriendo, diciéndome "Hello, boss", y no con su mágico y luminoso "As-sa-lam wa-lai-kum". Y cada vez que entro en clase me siento más afortunado porque, quiera que no, soy como un mestizo, mi aspecto es extranjero, pero mi alma es ya un poquito bengalí, y mis alumnos van conmigo casi a todas partes, porque son ellos los que me han implantado esa parte de Bangladesh que apenas se ve en Gulshan y en los expatriados, que son las sonrisas que me pueblan por dentro.
Muchas veces, ya no tanto, me he preguntado qué hago aquí, a qué he venido, y el sonido leve del muhaidin en la mezquita, simultáneamente en las demás de la ciudad, me informan con aspectos coránicos que debo dejarme soñar este sueño bengalí en el que me encuentro aletargado. Es aquí donde debo estar. Es aquí donde debo soñar despierto.
Mientras tanto, por así decirlo, el sol expulsa todo el oro que le sobra para que la noche se culmine sobre el lago.


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jueves, 15 de octubre de 2009

Aquella guerrilla que no pudo entrar en la ciudad

Hoy toca de nuevo literatura, nuevamente, colombiana. Os voy a hablar sobre la novela Historia de un entusiasmo, de Laura Restrepo.

Primero explicaros que la obra se llamó en un principio Historia de una traición, y que ese título correspondía al mensaje que recorre toda la novela, que es el intento de negociación entre las guerrillas colombianas y el gobierno del recién electo Belisario Betancur, allá por los años 80, y el cambio en la promesa de paz que éste hizo y el giro radical que tomó al final de tal diálogo, rompiendo tal promesa y tratando de asesinar a uno de los guerrilleros del llamado M-19, una de las guerrillas colombianas. Sin embargo, Laura Restrepo, que participó en propia persona en dicha negociación de paz, decidió cambiarle el título porque en realidad, hubo algún momento en tal diálogo en el que se llegó a pensar en una posibilidad, casi cercana, de paz, y eso creó una especie de entusiasmo en una sociedad que continuamente veía enterrar a sus muertos.

La novela se centra fundamentalmente en las dos guerrillas más importantes de dicho momento, las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército Popular) y el M-19 (Movimiento 19 de Abril). La escritora, junto con Bernardo Ramírez, un ministro, fue miembro de la Comisión de Paz creada por el gobierno como enlace entre éste y los guerrilleros, jugándose en algún momento hasta su propia vida, estando en el centro de una batalla campal entre un batallón del M-19 y el Ejército, que trataba de sitiar el campamento, con bombas de mortero y bombardeos aéreos. La novela, por tanto, se ejecuta a partir de un modelo testimonial, a través de alguna anotación en servilletas, libretas y algún billete de avión que ella misma iba reuniendo para poder escribir finalmente dicha novela. El problema de toda obra de carácter testimonial es que nunca sabemos quién es el autor: sí, está claro que la que montó finalmente la historia fue Restrepo, pero a partir de palabras y hechos de otras personas, a partir de grabaciones, de transcripciones de diálogos, de notas de prensa, de anotaciones en el margen de algún libro. Esas palabras son las que el lector lee, y muchas veces no son de la autora.

Por otra parte, la literatura, y fundamentalmente el género narrativo, se fundamenta en la realidad, o más correcto sería decir que a través de ella se traza un ficcionalización de unos personajes que no existen, que no son reales, pero que se narran en algún lugar de una realidad que les presta su soporte. En el caso de la Historia de un entusiasmo, en mi opinión, ocurre al contrario (y eso también tiene que ver con la narrativa testimonial): unos personajes reales, con nombre y apellido real, son literaturizados y ficcionalizados para desarrollarse en una historia que se narra a sí misma a través de la memoria literaria de Laura Restrepo, que ejecuta sus estrategias narrativas para formular una historia (narrativa) de la Historia colombiana, en un marco temporal real y tangible, pero además, con un ritmo narrativo que en vez de ser pesado, engancha en una lectura amena y más que entretenida. En cuanto al espacio, lógicamente, la historia se desarrolla en la geografía colombiana, y esta idea me parece muy interesante porque a lo largo de la novela podemos establecer el mapa de Colombia, algo que he descubierto en las pocas novelas colombianas que me he leido estas últimas semanas.

La Historia de la negociación de las guerrillas colombianas y el gobierno colombiano tuvo, en mi opinión después de leer la novela, un momento cumbre, que fue la firma de la tregua (que no significó un alto al fuego). Los guerrilleros exigían al gobierno una serie de reformas para el pueblo (más ayudas rurales, subida generalizada de sueldos, más participación de grupos minoritarios en el plano político...) a cambio de un alto al fuego (no una entrega de las armas) por parte de la guerrilla. El gobierno, aunque no consiguió el desarme de la guerrilla, sí que aceptó dichas reformas a cambio del silencio de las armas. Pero esas reformas nunca llegarían, y una parte de dicho tratado de tregua se desmoronó, porque la guerrilla, en cierto modo, se institucionalizó políticamente, poniendo fin a los disparos, aunque fuera en dicha tregua, ya que, además, según dicho tratado, la guerrilla dejaba de ser del todo ilegal, siendo amnistiada por dicho documento, firmado por ambas partes. Así, esta tregua fue utilizada por los guerrilleros para tratar de hacer llegar, de una forma constitucional, sus ideas, en un principio, en el espacio rural, y finalmente, intentando llegar a las principales ciudades colombianas. Fue en este momento cuando el gobierno de Betancur decidió romper la tregua y por tanto el pre-acuerdo de paz cercando a la guerilla con las fuerzas armadas, en un giro por parte del presidente que nunca se entendería, y es que, realmente, el poder corrompe, y aunque seas un presidente democrático, finalmente dejas de lado la sociedad que te ha votado confiando en tí y olvidando algunos de tus principios. Así de dura es la realidad. Porque a través de todo este proceso se originó una rueda que nunca dejó de rodar: por una parte el gobierno que trató de negociar la paz con las guerrillas prometiendo reformas sociales, por otra parte los grupos guerrilleros, que aceptaron un alto al fuego esperando a que se llevaran a cabo dichas reformas, y por otra parte el Ejército (muchas veces movido por el mismo Belisario, si no siempre), que trataba de hacer desaparecer a la guerrilla mediante combates militares. A través de ese trazado, parece que se intenta representar a las guerrillas como héroes de la paz, y muchas veces no fue así, porque en muchas ocasiones, para poder funcionar económicamente, ejercían secuestros, que muchas veces acababan en asesinatos a bocajarro y desapariciones. Pero, también hubo otro problema añadido a las guerrillas, que debían muchas veces salir a la luz pública para desmentir asesinatos y secuestros que ellas no habían llevado a cabo: en muchas ocasiones grupos de delincuentes comunes y grupos mínimos de guerrillas secuestraban a grandes personalidades a cambio de un rescate, haciéndose pasar por las guerrillas que estaban negociando con el gobierno. Así pues, una rueda que nunca dejaría de rodar, atropellando finalmente las pocas esperanzas que hubo en el país de una paz duradera, en un proceso que tuvo a la prensa como un eje que trataba de dar un espacio a cada una de las dos partes, siendo muchas veces odiada por el gobierno por las verdades que ésta sacaba a la luz.

Para terminar mi pequeña crítica de la novela os copio dos citas. La primera es cuando el M-19, ya en el espacio de la pseudolegalidad, trata de realizar un Congreso o encuentro entre todos sus partidarios con el fin de desarrollar, en cierta medida, un discurso cercano a la política. Al acto, que iba a tener lugar en plena selva en un sitio llamado Los Robles, en uno de sus campamentos, estaban invitadas todas las personas que quisieran participar en dicho encuentro, y entre las que se encontraban grandes personalidades de la sociedad colombiana. Un día antes de la fecha programada para el encuentro (que iba a durar tres días) el gobierno decide proclamarlo ilegal, sacando a todas las tropas a las carreteras que daban acceso al campamento, haciendo imposible el acceso al lugar. A pesar de dicha prohibición, hubo personas que pudieron llegar a él, entre las que se encontraba Restrepo. Al final de los tres días que duró el Congreso, la sociedad colombiana fue consciente de que la tregua y las promesas de reformas del gobierno eran mentira, ya que había prohibido un encuentro cívico (aunque fuera para escuchar a unos guerrilleros armados), que era reflejo de una de las refomas que el gobierno se había propuesto llevar a cabo: darle voz a los grupos minoritarios en el plano político. El final de aquellos tres días en la selva es lo que os copio en la primera cita. La segunda se refiere al momento en el que el Tratado de Paz se ha roto totalmente con el intento de asesinato de uno de los guerrilleros más importantes del M-19, Antonio Navarro Wolf. Leedlas con detenimiento y ya me decís qué os parecen.


"Utopía: del griego ou -no-, topos -lugar-; no existe tal lugar. El congreso entre los robles ha durado un abrir y cerrar de ojos y no existe en Colombia otro espacio abierto bajo las estrellas donde los hombres y las mujeres puedan reunirse a soñar con un futuro sin violencia y sin miseria, donde la convivencia entre los humanos no esté teñida por el desprecio, la desigualdad y la intolerancia. Un lugar donde no duerman unos en la cama y otros en el suelo, sino todos en el suelo; donde no haya unos que comen y otros que pasan hambre, sino una ollada de arracacha para repartir entre todos; donde las mujeres se bañen sin temor en las quebradas, donde quepan todos los niños y los viejos puedan leer El Quijote en corrillo; los árboles crezcan hasta cumplir mil años, los astros alumbren en la placidez de su silencio y los jóvenes puedan tener confianza en que la vida venidera será menos inhóspita que la que debieron llevar sus padres y sus abuelos.

Hombres y mujeres jugando por un rato a que está en sus manos hacer la vida más llevadera: no fue más lo que sucedió en aquel pico de la cordillera y, sin embargo, quienes allí estuvimos no habíamos visto antes nada tan importante y probablemente no lo volveríamos a ver.

Los ministros y empresarios que creen que hacer política consiste en reunirse en un salón de convenciones a calcular votos y traficar influencias, no entendían por qué el M-19 no transaba con un congreso a puerta cerrada, con temarios y credenciales, como son los congresos de sus propios partidos. Un congreso que no hiciera "desorden ni alboroto" como dijo el ministro de Gobierno, ni amenzara las instituciones. Los ministros y los empresarios no saben que sólo a cielo descubierto y en el pico de una montaña se puede jugar a que este feo destino no es el destino que nos tocó.

Las discusiones políticas y programáticas en Los Robles no fueron gran cosa: mucho se habló de paz y se reitero la decisión de hacer por ella "hasta lo imposible", pero el cerco cada vez más estrecho del ejército y los rumores que llegaban de que el Gobierno estaba dispuesto a dar luz verde al ataque al campamento, hacían que esa jurada esperanza de paz sonara lánguida y nostálgica como un lamento de quema andina. Como advirtieron los columnistas, aquello se pareció más a un safari o a un encuentro scout que a una deliberación consistente y una responsable toma de decisiones. Fue más el desorden y el alboroto, como temía el ministro de Gobierno. Pero fue mágico y extraordinario como un juego de niños en el bosque, un compartir papas saladas con desconocidos a la orilla del río, un saludar a la madrugada en medio del bailongo, un instante de alegría en medio de la inclemencia de este país donde, si algo amenaza las lúgubres instituciones, es justamente la alegría.

Es posible que los grandes momentos históricos no estén hechos de muchas palabras, ni siquiera de acciones trascendentales, sino de iluminados encuentros. Encuentros de una gente con otra y unas ideas con las opuestas, encuentros de enemigos irreconciliables que se reconcilian, de amigos que se abrazan, de desconocidos que se hacen amigos, de los hombres con su futuro, de un pueblo con su esperanza, de un país que, en ese peculiarísimo cruce de circunstancias y caminos, de repente se reconoce a sí mismo como tal y se anima a pensar que tal vez, después de todo, su vida de nación no tiene por qué ser tan dura.
Sólo "desorden y alboroto", como predijo el ministro de Gobierno, o sólo "confianza" como dijo Antonio Caballero. Botas pantaneras y pantanos, hogueras en la noche helada y agua de panela caliente en gachas, romería de jóvenes y viejos trepando loma a escondidas de la tropa y un no poder dormir en toda la noche, en parte por el frío y la incomodidad de la cama de troncos, pero sobre todo por la agitación insomne y deslumbrada que produce un instante de paz, de fe y de entusiasmo en medio de la amodorrada apatía de un país acostumbrado a mirarse la cara sólo en los espejos turbios de su guerra sin principio ni final.
Los Robles, el país donde todo fue posible. Los Robles, el país de nunca jamás."
* * *
"En la última visita le conté al presidente que de su despacho saldría directamente hacia el avión que me llevaría al exilio, porque la ruptura de los pactos de paz había llenado de amenazas y puesto en serio peligro las vidas de los que nos habíamos comprometido con el proceso. Le conté también que llevaba entre la maleta todos los papeles, los documentos y los testimonios que me permitirían reconstruir esa historia.
"Cuente con una beca de mi gobierno para escribir su libro", me ofreció.
"Imposible, presidente, es un libro contra usted."
"Ya lo sé. De todas maneras cuente con la beca, y escriba lo que le parezca"
"No gracias, presidente."
"Como quiera. Pero antes de que se vaya, Laura, quiero que hable con alguien", me dijo, y pidió que le pasaran una llamada a Londres.
Tomé la bocina del teléfono y allá en el fondo, detrás del zumbido de la distancia, reconocí la voz del ministro Bernardo Ramírez (que ahora era embajador) y en ese momento volví a verlo entre las balas, con la melena alborotada y agitando el trapo blanco. Sólo que ahora era una imagen quieta y borrosa, como una lámina de historia antigua.
"Dígale a mi amigo Belisario que estoy dispuesto a hacer lo que sea, ¡la paz no se puede acabar, carajo!", maldijo como hacía siempre.
Pero la paz se acababa, ministro, y estos eran sus últimos minutos. La tregua había estallado a tiros y su amigo Belisario hacía rato tenía otros planes, muy distintos, en la cabeza.
Quizá los años de soledad que se avecinaban no fueran demasiados; seguramente habría una segunda oportunidad sobre la tierra, debajo del mismo cielo pero con otros hombres y otros signos. Quizá también habría una tercera: el fatalismo histórico era un recurso poético y no político. Pero esa primera oportunidad, única e irrepetible, se había perdido, se había resentido la esperanza, y los intentos posteriores tendrían un costo social y humano cada vez más alto. Cada nueva paz llegaría arrastrando tras de sí un país agotado y más ensangrentado. Antes de que transcurrieran cuatro años, habrían de caer asesinados por las balas del ejército casi todos los protagonistas principales de esta historia, entre ellos Iván Marino Ospina, el Negro Alfonso Jacquin, Álvaro Fayad, Carlos Pizarro y más de tres mil guerrilleros amnistiados y supuestos simpatizantes de la guerrilla. Como los Aurelianos marcados con la cruz en la frente de Cien años de soledad, tal y como había sido predicho por Fayad.
Pero todo eso sería después, si alguna vez era. Por lo pronto a nadie tomó por sorpresa la consecuencia directa que tuvo el atentado contra Navarro: el 20 de junio de 1985 el M-19 dio la tregua por definitivamente rota e inició un periodo de combates y tomas violentas que marcarían al país como una mala cicatriz en la cara.
Se habían acabado los días de la paz y habían empezado los días de la guerra. Al principio la gente no notó el cambio, sorprendida más bien al descubrir cuánto se parecían los unos a los otros. Lentamente nos fuimos dando cuenta."
Para dar por terminado este post tan largo, os pego dos vídeos que conmemoran la vida de uno de los guerrilleros del M-19, para darnos cuenta de que hay más héroes revolucionarios que el Che. A mí personalmente no me gusta ensalzar la vida de una persona que haya usado armas de fuego (estoy en contra de la violencia), pero sí que estoy de acuerdo con alguna de las ideas de la guerrilla, como por ejemplo, tratar de ayudar a los pobres, poder tener voz dentro del terreno político y democrático, y, por supuesto, buscar la paz, pero, lógicamente, desarmándose, y no como se trató de conseguir por parte de la guerrilla, aunque vista la situación, el Gobierno de Betancur también cometió sus errores y su sordera hizo que los guerrilleros se negaran a la entrega de las armas.





La paz es como la felicidad, no se tiene sino por momentitos. Uno no sabe que la tuvo sino cuando ya pasó.

Gabriel García Márquez

martes, 13 de octubre de 2009

10ª, 11ª y 12ª clases y día de la hispanidad

Hola de nuevo a tod@s, aunque no sé si realmente me leéis, porque no veo comments de nadie.


Os voy a contar cómo fueron las décima, undécima y duodécima clases, que debido a que apenas tengo tiempo de nada, y que he perdido un poco la ilusión en este blog, se me ha acumulado un poco la faena.

La décima clase la di el día 14 de Septiembre, antes de las vacaciones de EID. Aquí os pongo alguna cosa para que si hay algún profe de español que se acerque aquí pueda sacar alguna idea. En ella volví a explicarles las diferencias entre ESTAR y HAY, ya que les había pedido un ejercicio para casa y vi que se hacían un lío tremendo entre ambas formas, ya que hacían frases como "¿Sabes si está un taller cerca?"* o "Mañana no está clase, es fiesta"*. Cuando ya ví que lo tenían claro, volvimos a hacer el ejercicio que habían hecho mal, y comprobé que ya lo habían entendido.


Después hicimos un ejercicio de audición porque me dí cuenta de que habían entrado a clase medio dormidos, ya que estábamos en Ramadan, y la clase era a las dos y no habían comido. El ejercicio consistía en un diálogo entre un chico y una chica que estaban hablando en una tienda de ropa sobre unas camisetas de las que había una fotografía en el libro de clase, y los alumnos debían adivinar sobre qué camiseta estaban hablando.

A continuación hicimos un ejercicio de vocabulario: en el libro tenían el dibujo de una maleta con cosas que una chica se llevaba de viaje, y al lado la lista de los nombres de esas cosas, y los alumnos debían unirlos con los dibujos.


Después les propuse que se imaginaran que estaban en una tienda y les expliqué la diferencia entre ¿Qué + sustantivo + verbo? y ¿Cuál/es + verbo? La segunda opción sirve para no decir el sustantivo al que nos referimos, porque nuestro interlocutor lo está viendo. Por ejemplo, les dije que se imaginaran que, en la tienda ficticia, cogía dos zapatos distintos y les preguntaba ¿Qué zapatos te gustan más? o ¿Cuáles te gustan más?. Les pegunté que me dijeran cuál de las dos preguntas era la correcta y comprobé que lo habían entendido cuando me dijeron que las dos eran estaban bien.

Seguidamente vimos los colores y después un ejercicio en el que había un diálogo entre un cliente y un vendedor en una papelería, y pedí a dos alumnos que leyeran, uno vendía y otro compraba. Dicho ejercicio me dio pie a explicarles el verbo "Costar", así como volver a explicarles los números, para poder saber los precios.

Como todavía tenía tiempo les expliqué el verbo "Preferir" y la construcción "Tener + que + Infinitivo" ("Tengo que leerme este libro" o "Tenéis que poner más comentarios").

La undécima clase fue ya después de las vacaciones de EID, y creo que cometí el error de darles demasiada teoría: les expliqué el presente de Indicativo de los verbos irregulares. Es una cosa bastante complicada para ellos, y por eso me detuve un poco en dejarlo claro con muchos ejemplos distintos de verbos irregulares. Os explico para que quede más o menos claro: en español hay ciertos cambios en algunos verbos irregulares, cambios referidos a algunas vocales. Por ejemplo, hay verbos que cambian la "e" del Infinitivo en "ie" ("Querer" es "quiero"), y les puse como ejemplo el verbo "cerrar"; otros verbos cambian la "o" por "ue" ("Poder": "puedo", y les puse el ejemplo de "Volver"; hay verbos que cambian la "e" por "i" ("Pedir": "pido"), y les puse "Servir"; y por último otro verbo que cambia la "u" por "ue", y que es único en esta irregularidad, como es "Jugar", cuyo Presente es "Juego". Pero el problema viene cuando aparte de estos verbos irregulares, hay otros que sólo tienen irregularidad en la primera persona del singular del Presente de Indicativo: de "Coger" es "cojo (irregular), coges, coge, cogemos, cogéis, cogen (todas ellas formas regulares)"; este verbo lo utilicé para explicarles una curiosidad cultural de algunos países de América Latina, en los que el verbo "Coger" tiene una connotación de índole sexual. Aparte de "Coger", también hay otros verbos que sólo son irregulares en la primera persona de singular, como son "Conocer", "Dar" o "Hacer". Pero la dificultad es mayor cuando no sólo tienen una irregularidad, sino que hay más, como el caso de verbos como "Decir" ("digo", "dices", "dice" o "dicen"), "Oír" ("oigo", "oyes", "oye" u "oyen"), "Tener" o "Venir". Y por último, tenemos el verbo "Ir", que es irregular en todas sus personas: "voy, vas, va, vamos, vais, van". Después de esta parrafada que era necesaria darla, hicimos un ejercicio típico de skills donde ellos debían rellenar los huecos en unas frases, para practicar la teoría. Y después de esto, les dí 10 minutos de pausa.


Algunos de ellos se fueron al exterior a fumar. Y otros por respeto, vergüenza o timidez se quedaron allí, y la verdad es que fue una pausa muy amena en la que no pararon de hacerme preguntas... ¿Qué había hecho en las vacaciones de EID? Mi respuesta: pasear por Dhaka y hacer fotos (me pidieron ver algunas algún día y les dí mi flickr); ¿Por qué había ido a Bangladesh? Porque me habían dado una beca para dar clases de español en la Universidad; Pero ¿por qué había elegido Bangladesh, si es un país pobre y que no tiene nada? Buena pregunta, le dije. A ver, os cuento: en la lista de la beca de lectorados hay países de todos los tipos, por ejemplo, está Italia, Bélgica, Belice, Jamaica, Bulgaria, Ucrania, pero también hay países de África como Nigeria, Sudáfrica, Marruecos o Etiopía, y países de Asia como Vietnam, China, Nepal o Bangladesh. Claro, a la hora de elegir, debía elegir un país donde podrían darme la beca, ya que los lectorados los pide mucha gente, con muy buenos curriculums, con lo que debía pensar en una Universidad que pudiera ser poco solicitada, y, además de eso, me encanta viajar, y estar en contacto con otras culturas, y cuanto más diferente sea a la mía, más cosas puedo aprender de ella, porque, sinceramente, creo que se puede aprender muchísimas más cosas de una sociedad pobre o en vías de desarrollo que de una sociedad rica o desarrollada, porque la gente es mucho más cerrada e introvertida. Mis alumnos asintieron con la cabeza, dándome la razón. ¿Y, cómo te sientes aquí en Bangladesh? ¿Cómo me siento? Como en mi casa, me encanta vuestra cultura, vuestras ideas (aunque haya algunas que no comparta, pero las respeto, porque os definen como cultura), vuestro carácter tan amigable, vuestra lengua, vuestra comida... Me encanta esto, de verdad. ¿Y estás solo aquí, o con tu familia? Sí, estoy solo, mi mujer, mis padres, mis hermanas, mi familia está en España. Y hubo un silencio. Cuando vi que ya no había más preguntas, continué la clase.
Les pedí un ejercicio para casa, y uno de ellos me puso cara de no querer, y le dije que sí, que si no no estudiaban. Después, les recordé de nuevo algo que les había explicado el último día de clase, que era el verbo "Preferir" e hicimos un ejercicio en el que debían elegir qué preferían entre dos objetos que el compañero de al lado escogía, con una pregunta y una respuesta ("¿Cuál prefieres? ¿Éste o Éste?" y "Prefiero el verde, negro, grande..."), entonces el que había respondido hacía la pregunta a su compañero del otro lado, y así hasta el final. Fue una actividad muy entretenida, porque se despertaron del letargo de después de las vacaciones.
Y, al final, como habíamos hecho muchas actividades sobre tiendas en estas últimas clases, les introduje algunos datos sobre la empresa Inditex, y me quedé asombrado, porque con el gran campo textil que hay aquí, y los buenos contactos que tienen con empresas de este tipo en España, no conocían ni Zara, ni Massimo Dutti, Stradivarius, Oysho o Bershka.

La duodécima clase la empecé con una propuesta de examen para el Jueves 22 de Octubre, a ver qué me decían. Les dije que era bueno para las dos partes, para mí para ver si estaban entendiendo bien lo que les estaba explicando, y para ellos porque verían cómo iba su español y si necesitaban estudiar más. La respuesta fue rotunda y al unísono: Sí, era buena idea hacer el examen. Les dije que sería un examen cortito, con pocas preguntas, de una media hora o tres cuartos, y que además, valdría para que al final del curso si hay alguien que se encuentra entre el aprobado y el suspenso, si hacía bien este examen, podría significar aprobar en Junio.

Después hicimos dos ejercicios más para reforzar el presente de los Verbos irregulares, y seguidamente hicimos un ejercicio sobre Alejandro Sanz. Tenían una serie de palabras con dos puntos (Nombre, apellidos, año de nacimiento, lugar de nacimiento, ciudades preferidas o nombre de su primer disco) y al lado un espacio en blanco; más abajo, desordenadamente, tenían las respuestas a esas palabras, de forma que debían enlazar cada una de las dos partes.

A continuación, para no hacer la clase tan pesada como la anterior, nos pusimos a hacer un ejercicio que les pareció muy interesante, y que trataba sobre la última moda de hacer amigos por internet. Les conté que en España y en América Latina existen una serie de páginas en las que la gente cuelga su perfil con sus datos y lo que le gusta hacer, y otros usuarios, a través de su perfil, les pueden enviar mensajes privados para tratar de conocerse. La verdad es que les pareció extraño, aunque algún alumno dijo que esa moda también se está trasladando aquí. Así, la actividad consistía en tres anuncios que habían dejado tres chicas ficticias, explicando sus aficiones e idiomas que estudiaban, para darse a conocer y que se pusieran en contacto con ellas los demás usuarios. Como eran tres textos distintos, pregunté quién quería leer y tres alumnos leyeron cada uno un texto, explicando cada uno de ellos para ver si lo habían entendido. Encima de esos textos había tres fotos de tres chicas, y tenían que enlazar los textos con esas fotos.

Y después hicimos la pausa, que se alargó algo más de 15 minutos, y en la que me preguntaron sobre cine español y cómo podían conseguir buenas películas españolas, y me pidieron algunos títulos.

Después de la pausa, hicimos una actividad de audición, en la que las tres chicas del ejercicio anterior supuestamente habían dejado un mensaje hablado en la página de contactos y los alumnos debían adivinar a cuál de ellas correspondía cada mensaje.

Y, finalmente, como era el 12 de Octubre, les hablé sobre el día nacional de España y día de la Hispanidad, ya que tal día como ayer, del año 1492 una persona llamada Cristóbal Colón llegó a una playa en lo que más tarde se llamaría América y fue la primera acción que conllevó el traslado de nuestra lengua materna a aquellas tierras, con lo que es un día celebrado en todo el mundo hispanohablante.

La clase acabó, y me fui al despacho, donde Rafique estaba acabando el examen que tenía con uno de sus grupos, y cuando lo hubo terminado, nos fuimos al Hotel Westin, donde la Embajada Española había preparado un encuentro para celebrar el día nacional de la hispanidad y nos invitaba a unos cocktails y tapitas, mezcla de comida española y bangladeshí, y que estaban muy buenas, y, además, pude recordar el dulce sabor de una copita de tinto de Rioja. Al encuentro asistieron Rafique, Helal y el director del Instituto de Lenguas Modernas, el Rector de la Universidad, algún personaje de la vida cultural de esta ciudad, miembros de todas las embajadas de Dhaka (de la India, de Estados Unidos, Irán o incluso de El Vaticano), y, por supuesto, todos los españoles de Dhaka. La ceremonia empezó muy bien, con un discursito breve del embajador, y después tuvo lugar la proyección de dos vídeos recordando cosas típicas de nuestro país, y que tal vez el primero erró un poco en el sentido, ya que recordaba los títulos que ha conquistado España en el último año en deporte, y el segundo, con más sentido, era una secuencia de imágenes de lugares de España, como Sierra Nevada, la Alhambra, las Ventas, la Giralda y otros edificios de la cultura hispana, con música de guitarra española de fondo.

Para acabar la entrada, avisaros de que cuando la estaba escribiendo, he tenido una idea muy interesante y que voy a tratar de hacerla para la siguiente clase, con lo que si queréis, podéis estar alertas a mi blog, porque sé que os gustará.

Y, como colofón, una canción que tal vez ponga en breve en clase, a ver qué os parece.


viernes, 9 de octubre de 2009

Arroz Khicuri

Hola de nuevo a tod@s. Hoy os ofrezco la primera de una (espero) larga serie de recetas de Bangladesh, ya que, en mi opinión, uno de los elementos que distingue a una cultura es su gastronomía, y la de Bangladesh es muy rica.


La primera receta que aquí os muestro es la de un plato que ponen en el menú de la Universidad, sólo los martes. Se trata de un arroz de color amarillo, que puede interesar a alguno de los lectores de mi blog. Así pues, os animo que intentéis hacerlo siguiendo estos pasos:


INGREDIENTES (5 Personas):


500 gramos de arroz

500 gramos de lentejas pequeñas

4 palitos de canela de unos 2,5 cm

4-5 Cardamomos enteros

4-5 clavos enteros

1/4 de semillas de cilantro

1 cucharada de pimienta

Una pizca de nuez moscada

1 cucharada de semillas de hinojos

Una pizca de comino (2 cucharadas más o menos)

2 hojas de laurel

Jengibre picado

2 Chiles verdes enteros

Media taza de cúrcuma en polvo

60 mililitros de aceite de mostaza

Sal y azúcar


1.- De acuerdo con la tradición bengalí, debemos lavar el arroz y las lentejas y secarlos en un colador.


2.- Calentar agua en un cazo sin que empiece a hervir. Si necesitamos más agua para el proceso, es preferible añadir agua caliente antes que agua fría.


3.- Poner el aceite en una olla y cuando esté ya caliente añadir el garam masala (las semillas del cilantro, el comino, la pimienta, los cardamomos, la canela, los clavos, la nuez moscada y el hinojo), dejando aparte un poco para el paso 6 y añadir las hojas de laurel. Cuando empiece a saltar, añadir el comino y el jengibre y remover hasta que notemos que está bien mezclado todo, y tenga un olor agradable.


4.- Añadir el arroz a la olla y freir durante dos o tres minutos.


5.- Añadir algo de agua caliente, las lentejas y la cúrcuma en polvo. El nivel del agua debe estar 4 cm más o menos sobre el nivel del arroz y las lentejas.


6.- Después de comprobar que la mezcla está ya hecha, añadir los chiles, la sal y el azúcar al gusto, y sólo después de haber quitado la olla del fuego, añadir un poco más de garam masala.


7.- Acompañamiento en una fuente aparte: patata hervida, huevos, pollo, ternera, o incluso algo de cualquier tipo de pescado.




lunes, 5 de octubre de 2009

domingo, 4 de octubre de 2009

Los recovecos de la memoria

Bueno, hoy toca un poco de literatura.

Debido al tiempo que me sobra, que me encantan los libros y que cada dos por tres se va la luz y aprovecho para leer, me estoy dedicando a deslizarme placenteramente por algunos libros de Literatura colombiana que hay en el despacho. Así pues, como alguno de ellos me está pareciendo fascinante, aquí os dejo algunas breves notas sobre alguno de ellos, con el fin de que, si os gusta lo que digo, os acerquéis a la librería más cercana y os compréis alguno. Así pues, esta es la primera entrada de una serie relacionada con mis lecturas en Bangladesh.


Como ya podéis saber por mi blog, ahora me encuentro leyendo La ceiba de la memoria, una novela de Roberto Burgos Cantor. La historia se centra fundamentalmente en la situación de los esclavos negros en la ciudad de Cartagena de Indias en la época colonial, pero un elemento muy interesante también es el de la producción de una novela, es decir, el trazado que ésta lleva mientras se configura, fundamentándose, lógicamente, en el poder de la palabra. Además, algo que tiene que ver con esta estrategia es que uno de los personajes de la historia es un tal Thomas Bledsoe, un escritor que en la actualidad acude a Roma para recoger información sobe un misionero español, con el fin de escribir una novela sobre su vida. En realidad, Thomas es Roberto Burgos, por tanto, tenemos una estrategia narrativa muy interesante: la novela dentro de la novela, la escritura dentro de sí misma. En realidad la novela es una sucesión de reflexiones de los distintos personajes de la novela, que relatan sus sentimientos y sensaciones en unas situaciones que ni ellos mismos entendían. Esas reflexiones no sabemos quién las narra, si el mismo personaje al que alguién otorga voz para que sea escuchado y no quede en el olvido, si son palabras de Thomas, que está escribiendo la novela a partir de sus anotaciones y lecturas en el Vaticano o si es Roberto Burgos que los utiliza a todos ellos para relatarnos una situación horrible, y que muchas veces da pie para reflexionar sobre el papel de la Iglesia y de la Inquisición en la evangelización: se oponían a las muertes por los rituales indígenas por ser agresivas y sanguinarias, al mismo tiempo que a todo aquel que no aceptara la evangelización cristiana lo condenaban a las peores torturas e incluso a la muerte; muchos misioneros trataron de establecerse en el mismo plano de los indígenas, tratando de empaparse de aquella cultura, para, sin el uso de la fuerza, tratar de evangelizar a los indios y esclavos que pasaban por las misiones, pero, al mismo tiempo, ante las condenas de éstos a trabajos forzados y a las peores de las torturas, no decían nada, nunca se supo por qué, si por miedo a ser separados de la labor eclesiástica o simplemente porque no podían hacer nada ante aquella situación sin freno.

En cuanto al estilo de la novela, hay que destacar que está muy bien elaborada, aunque tal vez en algunos tramos peque de demasiado retórica; esta estrategia está muy bien desde el punto de vista literario, pero debes estar muy concentrado con lo que lees para no perder el hilo de la historia. Incluso hay momentos en los que se repiten las mismas imágenes y expresiones, y echas de menos un poco de ritmo. Pero bueno, para aquellos que busquen un buen texto para leer detenidamente, se encuentran ante una novela complicada pero muy rica en divagaciones, figuras literarias y frases que, aunque a veces demasiado largas, poseen una sintaxis más que envolvente.

La historia, aparte de contar la barbarie y la anulación como personas a la que se sometían a los esclavos, teje también las historias de una mujer (Dominica de Orellana) y dos misioneros que fueron al mal llamado Nuevo Mundo (porque no era nuevo, estaba ahí desde hacía mucho tiempo) a tratar de evangelizar a unos negros que habían sido eliminados cultural y socialmente de sus aldeas y habían sido llevados allí por obligación. Dominica no es monja, pero debido a que en Castilla llevaba una vida más bien aburrida, ya que sus hijos se habían ido de casa y estaba casada con un impresor que vivía para y por sus libros, decide marchar a colaborar a las Indias, quedando allí atrapada por una realidad que la ataba sin saber por qué, y de la cual no quería escapar. Aunque uno de los personajes de la novela con más potencia en la historia es uno de los dos misioneros, llamado Pedro Claver, para mí Dominica está en un plano que está muy pegado o es muy similar a mi situación actual aquí: le duele tremendamente aquello, lo que ve, lo que escucha, lo que siente; aquello la ha dominado por dentro y por fuera, se siente dentro del discurso de los esclavos, tratando de ayudarlos para volver a insertarlos en su calidad de seres humanos, poniéndose en el mismo plano que ellos, eliminando la otredad que la diferencia de ellos. Trata de igualarse a ellos. Y eso me parece que es admirable. Pero, quiera que no, ella ha marchado allí por su propia decisión, no ha ido por obligación como los esclavos, ella está allí porque así lo ha querido, y siempre será distinta ellos, solamente por esta cuestión. Les diferencia el distinto destino que han tenido, les diferencia la distinta forma de llegada a una realidad tropical (como ésta en la que yo escribo), que todo lo destruye pero que al mismo tiempo todo lo reconstruye con la fuerza del agua de la lluvia y el mar. Un calor (aquí y allí) que todo lo pudre y todo lo cuece.

Otro personaje central es Benkos Biohó, un esclavo que fue arrancado de su aldea junto a tantos otros. En algunos tramos de la novela, narra su relación con Pedro Claver, que trata de inculcarle la religión cristiana a la fuerza, y se entrega en cuerpo y alma para protegerle de los abusos de los amos. Benkos, harto de la situación, decide que los esclavos deben huir de aquella cárcel urbana a las aldeas de alrededor, para fundar una resistencia en contra de la colonia, y cuando ya se han establecido en sus "cuarteles" llamados palenques, acuden con la protección de la noche a Cartagena de Indias para robar pólvora y munición. Debido a esta traición y a que cuando eran ya mayores y no servían para los trabajos forzados para los que era comprados, los esclavos fueron ejecutados. A Benkos lo detuvieron por traición, y lo condenaron a ser ahorcado. Pero antes de ello, tuvo un encuentro con Dominica por la noche: ella se hizo muy amiga de él, y trataba de ayudarlo en sus heridas y en sus ánimos, y, una noche, necesitada y empujada por el deseo, lo llevó a la playa, y en la orilla donde llegaba el mar (el mismo mar que los había llevado allí), se mediodesnudó y tuvieron un encuentro sexual.

La situción de los esclavos se entreteje en la novela, tal vez, como la semilla de la sociedad actual de Colombia. Muchos de estos esclavos tuvieron mestizos con mujeres indígenas, y, actualmente, es un país que posee una importante población de color. Pero lo que me parece realmente interesante de la historia de Roberto Burgos es lo que tiene que ver con la visión del otro, y el contacto entre bloques culturales: cuando el hombre occidental llega a aquellas tierras se establece el encuentro con el "otro" indígena que ya vivía allí, pero, realmente, cuando la estrategia colonial ya se había establecido en lo que llamaban Las Indias, se llevó a otro "otro", procedente de África, que debía enfrentarse y "comprender" dos culturas nuevas de golpe, la indígena y la occidental, y de ese triángulo cultural germinó la realidad y la mezcla que se vive hoy en Colombia y en muchas partes de América, según mi punto de vista.

Para acabar este post os copio dos citas de la novela; podría citaros muchísimas, porque hay trozos muy buenos, pero me limito a dos porque si no sería una entrada eterna. La pimera cita es de los pensamientos que tiene Benkos antes de perder la vida en el cadalso. La segunda es del mismo momento, pero se trata del recuerdo que tuvo con Dominica en la playa. Espero que os gusten. Leedlas lentamente, les extraeréis mucho mejor el jugo. Espero vuestros comentarios eh...

"Aprieto mis ojos y no veo mi tierra. Mar y mar. Mis dioses no acuden. La aldea mis padres los hermanos se ha vuelto invisible. Digo padre: nadie acude. Digo madre: nadie viene. Casa: no aparece. Enamorada digo: y una piedra una piel de sapo muerto en la playa un vacío que absorbe y oprime se anuncia en mi pecho y no cabe. Grito grito grito Benkos Benkos: es mi nombre y no dejaré que me lo quiten. Pero apenas soy una furia un viento de revuelta un constructor de palenques un escupidor de blancos y dentro de poco un pobre ahorcado negro insurrecto a quien le quitarán la soga y las carlancas que le dejaron para tirar su cadáver por ahí sin misa sin tumba sin cruz. Ahorcado de mierda para que veas quién manda en estas tierras del rey de cangrejos de mosquitos de epidemias."

"Oigo. Es Gaspar de Argote, el chantre de la Catedral. Hace sonar su órgano con la música distinta de los tambores. Pedro me despide. Nada soy ya. Qué puede quedar de mí. Un nombre. Benkos Biohó. Un olvido. Dominica en su mirador verá este mismo mar. Infinito sin pájaros. La música del órgano de Gaspar la escucho. Pedro le pidió siempre que tocara su órgano de vapor para el funeral de los negros. Lo que él llama un responsorio. No tengo más pensamientos. Más recuerdos. Desde este parapeto veo el mar. Veo las fortalezas que levantamos. Veo mi nada. Veo. Veo la noche después de subir y bajar escondidos del cerro. Veo la noche única en que tuve la valentía para entrar al mar. Y Dominica me esperaba. Tú me esperabas. O me llamabas. Y yo demorado. Indeciso. Inseguro. Voy a ti. La noche única en que un lugar fue para mí. Tú lo debes saber. Yo no lo supe expresar. Mi intensidad es silencio. Aunque grito. Tú me mordiste. Tú me apretaste. Tú me enterraste tus uñas y tus dedos y tus dientes y tus ruidos. Tú. Y yo dormido me desperté. Las potencias del demonio que vimos arriba en el cerro. Las potencias de mi vida interrumpida. Lo que me quedaba después de este viaje sin consentimiento. Y el mar estaba tibio. Me empujaba. Me alejaba. A ti. De ti. La blanca Dominica de Orellana no me mandaba. No me golpeaba. Y la linda Malemba en la playa cuidando que una estrella no nos cayera en la cabeza. El mar tibio y plagado de la fosforescencia de los peces volaores. Mi piel es negra. Tu piel es blanca. La noche es oscura. Se escapó la luna esta vez. Muchas estrellas guiñaban. Caían al mar. Y yo traído por quién sabe qué corrientes me acerqué. Resto de cuál naufragio tú tú Dominica que llegaste por este mismo mar de un mundo que yo no conozco y del cual me cuentas un mundo de castillos y de casas de piedra y de calles y de curas y de papeles. Y qué te cuento yo si mi memoria se borra. Apenas queda este dolor que ahora concluye con el ahorcamiento. O sigue porque allá en la muerte uno se enferma de lo mismo. Esa era la discusión con Pedro. Yo le decía: acabemos con esto. Y me abrazaste. Nunca me abrazaron antes. Yo no sabía si era tu boca o la de los peces que me mordisqueaban. Y tu mano de pulpo pequeño de estrella de mar que he visto en la playa secos y muertos pero tu mano viva explorando mi entrepierna y despertando mis restos mis ansias. Y en la noche de estrellas fugaces y corrientes tibias después que vimos en el cerro comer carne de niños y el diablo entrando al conocimiento de tantas mujeres a las que sangraba con sus espuelas de plata y sin rostro porque el diablo cree que el amor no tiene rostro para qué entonces esa noche. Y la marea me empujaba Dominica. Amiga tuya y mía la marea me conducía. Yo te sentí. El clima de estas tierras llamadas firmes no te gastaba. Y se fue el miedo. Mi grito se envolvió remolino. Y yo pregunté atemorizado. Yo no entendí todas tus palabras. Sentí tus piernas que flotaban en mis costados. Y yo en el centro. En cuál centro. Me zampo en ti. Me recibes me absorbes como el mar me ahogas me anclas sueltas los sonidos de los gatos me llamas me llamas y yo miedoso entro. Mis escasas palabras en tu lengua no sirven. Entonces: aúllo. Y entro en ti. Suave y tibia. Más tibia que el mar. Después qué. Mi ancla en ti. Mis días se acaban. Un ahorcado. Qué queda. Lo que soy en ti. Ni hijos. Ni fuerza. Apenas esta noche en la cual fui recibido. Me ahorcan. El mar el mar y el momento en el cual te conocí Dominica. Yo grité esa noche. La noche esa fue mi grito. Tú gemiste. Y te aceptaste como mi tierra. Ahí quedé. Qué soy. Miro el mar y acepto el abismo. Alguien me trajo a esta tierra. No es la mía. Dominica me ahorcan. Guárdame en ti Dominica."

Roberto Burgos Cantor

La ceiba de la memoria

Editorial Planeta Colombiana, 2007