miércoles, 30 de septiembre de 2009

Un puente entre dos esferas

Él, siempre resistente a interpretar las circunstancias de la vida más allá de su anodino suceder, como fatalidades de la naturaleza invariables a los deseos y el dolor, cedió a la aquiescencia humilde de observar allí, en su cercanía casual, un ejemplo. Algo que podía interpretar como una fuerza incontaminada por las limitaciones y engaños de la realidad. Sin embargo le resultaba ardua la aceptación. Conjeturaba si escribir signos que después se traducían en sonidos y después en sentires o pensamientos ya intraducibles, constituía una protección y era más fácil soltarse a los riesgos de la aventura. Pero, narrar -pensaba- era como poner las vigas y ladrillos del edificio desde dentro y se iba haciendo esa caparazón en la cual habitaba quien escribía. Podía morir aplastado. O quizá quedar perdido en su propia construcción, sin ningún destello distinto a su desespero y al fracaso. Minotauro al que nadie visita. Dejó deslizarse el pensamiento: el arte no aspira a la perfección sino al testimonio de su búsqueda.

Roberto Burgos Cantor, La ceiba de la memoria

martes, 29 de septiembre de 2009

Huellas de lo imaginario

Sus pasos se derretían en la acera debido al calor del mediodía. El sol atravesaba las nubes dejando su lenta capa en el aire. Todo se llenaba de la pegajosa gelatina de sudor. La camisa era una segunda piel más pegada que su alma al cuerpo. Y deseó haberse quedado en casa. Pero también pensó que aquellas calles estaban allí para que él las configurara en su imaginación, en el laberinto del mapa que llevaba en su mente, dándole huellas, señales, para que, tarde o temprano, se reencontrara consigo mismo en todo aquello que estaba allí antes de que el tiempo empezara su juego de minutos, segundos y horas. Sintió que aquel aire era muy antiguo, que lo atenazaba mucho antes de respirarlo. Y decidió que tal vez sería buena idea comprarse un coco, y beberse su líquido fresco, vaciarlo como se vaciaría a sí mismo de las nostalgias.

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Y entonces fue cuando necesitó buscarle otras esquinas al lago, buscarle otros planos, otras orillas, otros puentes. Y se encontró con que a veces hay muelles donde los ancianos de esta historia utilizan los paraguas para esconderse de la luz, del cielo gris, del bochorno de la ira del fuego que todo lo funde en su juego tropical y húmedo.

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Y también descubrió que más allá de su orilla, de la orilla del presente, había otra al otro extremo, la del pasado, donde todo era agua, casas grises como el cielo, metal, escalones y vidas ajenas, fosilizadas en algún segundo del origen de todo, en alguna lengüeta del tiempo remoto de las lágrimas. Y encontró allí la poesía, la ruralidad establecida en su vida.


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Pero, en un atisbo de sentido que le llegó como la significación de un símbolo, como la interpretación de una incógnita de alguna ecuación secreta, como un golpe de luz, se percató también de que aquella agua era un reflejo, un fluido de almas entre el pasado y el presente, y vio llegar a alguien, dándole significación a lo que pensaba en aquel preciso segundo. La única manera de llegar al pasado era en barca, y en el muelle del presente, los ancianos con paraguas estaban esperando a que llegaran aquellos sujetos que necesitaban volver a su pasado, para transportarlos a través de aquella laguna del tiempo a sus hogares, a su pasado, a sus historias compartidas, como las soledades de los peces oscuros que nadaban por debajo de sus vidas detenidas.

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Y una mujer con sharee esperaba su turno en este muelle para recuperar su pasado, su memoria llena de somnolencias, de arroz, de magnolias enfurecidas, de colores, de olvidos, de vegetaciones pobladas de sombras, de tapujos, de religión.


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Y también se encontró con dos infancias, con dos frutas sin madurar, que decidieron quedarse en el presente, porque todavía no tenían pasado.


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Y necesitó, atemorizado por aquella disconformidad temporal, por aquella diagonal que todo lo borraba, esconderse detrás de unas cañas, tragando saliva y notando el sudor frío del espacio tropical donde se encontraba desubicado su exotismo. Y nadie lo encontró allí escondido en su vigilia imaginaria.

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Estaba así, imbuido en sus ensoñaciones lánguidas y oscuras, cuando notó un tirón en su pantalón, en el camal derecho. Miró hacia abajo y un niño, venido desde el amanecer de aquella mañana sin sol, le hacía gestos con la mano, pidiendo la lismosna que le salvara la vida. Él, hipócrita, falso, egoísta, le dijo que no, que se fuera. El niño le decía que sí, con su mano lisa, destrozada por la ausencia, estirada. Y decidió que debía traerlo a este lado del presente. Lo grabó en su memoria visual del tercer ojo, sacó un billete de 2 takas y se lo entregó en la manita a aquel ángel sin sexo ni infancia, el cual, no se sabe a través de que recoveco, desapareció con su fortuna entre los dedos.


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Y pensó que debía empezar a huir de allí, de aquel presente agrietado e inconcluso. Y comenzó a caminar, buscando la memoria del futuro. Pero hacía cada vez más calor, y la humedad se le desangraba por los poros en forma de la sal convocada por el sudor. Y se paró a beber el suave y denso zumo de unas cañas de azúcar, extraído por un amigo del mar, con su timón de color rojo, esparciendo el agua blanca de aquel bambú dulce en su sucio cazo azul sin fondo, que trataba, sin prisa, de devolverle el tiempo a su reloj.


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Y fue entonces cuando halló la primera huella del futuro, en un cartel publicitario, incorrecto allí, fruto del contraste más horroroso, y notó cómo la brújula había perdido el Norte, y necesitaba un nuevo hilo de Ariadna, un nuevo cordón umbilical que lo acercara al camino correcto, alejándolo de aquella tormenta , de aquel tifón que lo tragaba hambriento, en su espiral eterna.


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Cuando coniguió escapar de aquella vorágine de polvo y magia efervescente, necesitó llorar. Pero, por mucho que lo intentó, no pudo, porque no le quedaban lágrimas, se las había quedado una mujer desconocida, esfinge sin edad, perdida en algún lado del desierto, que se buscaba a sí misma en los demás. Y en su ensimismamiento, le dejó representarla en la memora acuática de mi objetivo. El brillo de su cara le dijo que sus lágrimas ya estaban empezando a salir por cada poro de su rostro. Me vi obligado a darle un billete de dos takas, por dejarme escapar de la tercera persona que me había poseído, personaje de alguna de mis novelas inconclusas y que a veces no me dejan dormir. Aquella imagen descentrada de toda posible imaginación, me trajo de vuelta a este lado de la realidad; aquella mujer sin identidad consiguió que me diera cuenta de que todos estamos solos, y que ella nos comparte, dentro de su caos.


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domingo, 27 de septiembre de 2009

A propósito de Honduras

Hoy, al entrar en mi e-mail, me he encontrado con un titular que me ha asombrado. Os pongo AQUI el link para que leáis la noticia. No voy a hacer ningún comentario porque cometería el grave error de politizar mi blog, y no me gusta caer en el dicurso facil. Sólo decir que me preocupa la situación y que espero que alguien pare esa espiral de una vez, y se rompa el silencio.

Bueno, como este blog está dedicado, entre otras cosas, a dar alguna idea a profesores de lengua española a extranjeros, aquí dejo una posible actividad sonora. Se trata de una canción de Ismael Serrano, titulada "Tantas cosas". La canción la podemos utilizar de muchas maneras: entregándoles una plantilla con huecos donde se diga un tiempo en futuro, y que los rellenen ellos mientras escuchan la canción; enlazarla con un poco de la vida del cantante y sus discos, hablar de otros cantautores españoles, o, incluso latinoamericanos. Aquí os dejo la canción por si queréis escucharla.



Y me dejo soñar por los crepúsculos, amartillar por el maíz. Hay algo que no cuadra en las lejanías. Centrar el aspersor a veces me ayuda a pronunciar las palabras. La lluvia. El marcapáginas. Las horas sin electricidad. Los monumentos que están ahí esperando a que los fotografíe. Las cosas que aún no he imaginado se me aparecieron de repente en un avión, y ya no las he vuelto a ver. Una vez ví una noticia no sé donde, pero no me dio tiempo a leerla. Será, en todo caso, y permitidme o perdonadme la pregunta, ¿que vivimos demasiado deprisa?

sábado, 26 de septiembre de 2009

Música y recuerdos

Hoy viene a ser como la cuarta vez que espero

desde que sé que no vendrás más nunca.

He vuelto a ser aquel cantar del aguacero

que hizo casi legal su abrazo en tu cintura.


Y tú apareces en mi ventana,

suave y pequeña, con alas blancas.

Yo ni respiro para que duermas

y no te vayas.

Que maneras más curiosas

de recordar tiene uno,

que maneras más curiosas:

hoy recuerdo mariposas

que ayer sólo fueron humo,

mariposas, mariposas

que emergieron de lo oscuro

bailarinas, silenciosas.

Tu tiempo es ahora una mariposa,

navecita blanca, delgada, nerviosa.

Siglos atrás inundaron un segundo

debajo del cielo, encima del mundo

Tu tiempo es ahora una mariposa,

navecita blanca, delgada, nerviosa.

Siglos atrás inundaron un segundo

debajo del cielo, encima del mundo

Así eras tú en aquellas tardes divertidas,

así eras tú de furibunda compañera.

Eras como esos días en que eres la vida

y todo lo que tocas se hace primavera.

Ay, mariposa, tú eres el alma

de los guerreros que aman y cantan,

y eres el nuevo ser que se asoma por mi garganta

Que maneras más curiosas

de recordar tiene uno,

que maneras más curiosas:

hoy recuerdo mariposas

que ayer sólo fueron humo,

mariposas, mariposas

que emergieron de lo oscuro

bailarinas, silenciosas,

Tu tiempo es ahora una mariposa,

navecita blanca, delgada, nerviosa,

Siglos atrás inundaron un segundo

debajo del cielo, encima del mundo.

Tu tiempo es ahora una mariposa,

navecita blanca, delgada, nerviosa,

Siglos atrás inundaron un segundo

debajo del cielo, encima del mundo.

Tu tiempo es ahora una mariposa,

navecita blanca, delgada, nerviosa,

Siglos atrás inundaron un segundo

debajo del cielo, encima del mundo.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Turista o expatriado

Estamos en tiempo de vacaciones. La gente está recogida en sus casas, en sus habitaciones, en sus silencios. Ya no me ven. Ya no me escuchan. Sólo se oye la lluvia en estos días de soledad estival.

Aprovecho que hoy el sol ha atravesado la maraña entretejida por las nubes. Me visto. Lleno la mochila con mi tercer ojo y el chubasquero. Y salgo.


La tranquilidad todo lo habita. Y llego a un lugar llamado Pizza hut, en Gulshan Avenue. Mientras me como el pan de ajo, la pizza hawayana, la pepsi (sí, aquí ha ganado la guerra a su enemiga Coca-cola) y un té (380 takas) dos tigres de bengala me miran simpáticamente y con su violencia invertda en sus ojos, me siento turista.








Después de irme, camino despacio, como saboreando mi postura de extranjero, como si hubiera dejado atrás el concepto de lo que soy aquí, un expatriado. Y me dejo la cámara colgando. Al poco tiempo llego a Gulshan 1 Circle. La línea fronteriza entre los dos jardines, entre los dos extremos del tiempo. Ponerme en el centro del círculo hace sentirme centro del tiempo. A un lado el pasado. Al otro el futuro. Miro hacia arriba y un edificio refleja egoísta y avaricioso las nubes, como si quisiera meterlas dentro, en el interior de sus ventanas. Y lloverse.







Edificios en curva sostienen tiendas, utensilios, vidas ajenas, miradas. Y uno de ellos, en sus tripas, hace la digestión de una pirámide de cristal. Publicidad en los nombres. Ventanas. Espesor. Reflejos. En Gulshan 1 la vida no tiene precio, se lo ponen en las tiendas, y tú tienes que negociar. Siempre saldrás perdiendo si eres extranjero. Entonces, soy un expatriado.





Por detrás, escondido por los monstruos de hormigón encontramos el DCC Market. Su publicidad de Pepsi nos avisa de que puede hacer calor. Allí conviven tiendas de 15 metros cuadrados, donde los objetos se tienen que sacar fuera de ellas no para llamar la atención de los clientes o turistas, porque dentro no tienen sitio. Y justo al lado de sus arcos comerciales, una mezquita nos informa de que estamos en un país musulmán. Ahora dudo entre ser un turista o un expatriado, porque la diversidad de colores y formas me hacen sentirme extranjero, entre los dos conceptos. Pero mi cámara colgando del cuello, hace que me sienta más lo primero que lo segundo.





Y ya volviendo de nuevo hacia el infierno de la calle 34 nos encontramos con este centro comercial llamado Molly Capital Centre. El cartel floreado de la entrada nos desea Eid Mubarak. Tiendas de ropa. Zapaterías. El centro de atención al cliente de Nokia. El cristal oscuro. Los sharees. Los precios de esta tiendas me informan de que son para los turistas, o bueno, ahora caigo, ¿son para los expatriados?



Para olvidar esa dicotomía decido volver al DC Market y dejarme sorprender, como un turista, de los colores de las flores y las cosas, dejándome dominar por el concepto de turista. Y un tendero me pide a gritos que haga fotos de sus floristería. No sé, me da la sensación o bien de que ha visto mi blog y sabe que puedo poner fotos de su tienda y que las vea la gente, o bien de que quiere camelarme con el tema de las fotos para venderme alguna planta. Y dada la urgencia del vendedor, con sus gritos cada vez más sonoros, decido marcharme y volver a casa lentamente.




Y al pasar de nuevo por Gulshan 1 Circle la imagen que veo me obliga a olvidarme de mi postura de turista y quedarme con el concepto de lo que realmente soy aquí, un expatriado. Alguien excluido de su patria, un exiliado, un cuerpo fuera de su país. Vivir y trabajar aquí es eso: sentirte lejos pero cerca del suelo. Esta realidad te ata a la tierra. Te dice que estás viviendo en Bangladesh. Que no hay escapatoria. Pero te sientes bien ante esto. Ante la alegría que hay en todo y las sonrisas de todos los peatones, reflejados en los edificios.




Y, cuando te sientas mal, es bueno acercarse al lago a ver el cielo vuelto del revés. El ambiente gris que hay en todo, difuminando y cortando las fachadas, en la superficie del agua.



Pero a veces me gusta mirar al otro lado del lago, donde se esconde la esperanza de esta gente sin nada, de los niños que juegan a futbol con botellas de agua, o vendedores de barro de lluvia como adobe para sus paredes del hogar. Y es aquí donde empieza la vegetación tropical.




Y detenerme de vez en cuando ante la posibilidad de subir la ascensión de cañas de bambú en una construcción, como un camino hacia el cielo. Y tocar las nubes.



Y de nuevo, en Gulshan Avenue, la realidad de expatriado me pega otro golpe. Una mujer duerme... No, mejor (o peor), vive en la acera y en el momento en el que paso a su lado, está durmiendo. Hace unos días la encontré leyendo unos versos del Corán, detrás de sus gafas hinchadas de dioptrías. Y, más al fondo, su hijo, desnudo, mira a los coches pasar, justo en el borde entre la acera y la calzada, como asomado al abismo.



Y, como un turista o un expatriado, me siento observado por multiples ojos.



Y a veces, escondido detrás de las palmeras, el muhaidin de la Mezquita Central de Gulshan canta los versos de Alá, trayéndome suaves lamentos orientales, llamando a una oración rematada de brillantes joyas lunares.




Y el color blanco que hay en todo me recuerda que soy un expatriado, que vivo en la zona del jardín donde habitan los jazmines, las flores que huelen por la noche a ausencia, y que el edificio de la derecha es el mío, donde se esconde el azahar y la horchata, todo de color blanco. Porque quiera que no, yo aquí soy un blanco, un extranjero, un expatriate. Mi bandera es confusa. Me siento como el otro, como el intruso observado por los demás que no son como yo.


Sea como sea, mi mente regresa a Bangladesh al lugar donde los ricksaws miran hacia el cielo, los edificios vuelcan sus habitantes a la calle, el sol lucha por romper las nubes y se habla una de las lenguas más dulces del mundo, el bengalí.


jueves, 10 de septiembre de 2009

8ª y 9ª clases-Respeto, lecturas, Inditex y aguantar

Después de unos días desaparecido por aquí, he vuelto por estos lares, para contaros el infierno de esta semana, en la que no he parado de hacer cosas.

Os cuento primero cómo han ido la octava y la novena clases, y después cosas que me han pasado.

La octava clase la comencé entregando un ejercicio que había corregido y pidiendo otro que había pedido en la clase anterior. Me lo dieron unos 9 alumnos de los 27 que vienen todos los días. Y uno de ellos, con toda la geta y todo el morro, me dijo, medio sonriéndose, que se le había olvidado en casa. Los demás alumnos le soltaron una carcajada en toda la cara. Yo, desde que me lo había dicho, estaba más que serio. Esperé a que se silenciara el barullo de la clase. Los demás alumnos al verme, se callaron de inmediato. Yo le dije primero que se había buscado una excusa muy barata, porque el que salía perdiendo era él, y le dije que a partir de aquel momento no iba a permitir que me dieran los ejercicios otro día que no fuera el día para el que yo lo había pedido, y a los demás, les dije que debían estudiar más, que los únicos pejudicados de no darme los ejercicios eran ellos, porque era vergonzoso que de 27 alumnos que hay en clase me den los ejercicios solamente 9. Se hizo un murmullo general, y a los 3 segundos me estaban pidiendo perdón. Y es que, sinceramente, me fastidia mucho tener que ponerme tan serio con mis alumnos, pero es que el problema que tiene esta sociedad en general y mis alumnos en concreto es que son muyyyyy amigables y sociables, y si no te pones serio, te toman por el pito del sereno y se te suben a las barbas.

Después de esta petición de respeto, empecé con un ejercicio para bajar un poco los humos, para que distinguieran la diferencia entre "QUÉ" y "CUAL/ES" en las preguntas, y acto seguido hicimos otro ejercicio, que simulaba una imaginaria conversación en un chat entre una chica brasileña que era bióloga y una chica valenciana, a la que la primera le hacía preguntas sobre qué lugares debía visitar en España (ciudades, playas, monumentos y, por supuesto, y dada su profesión, parques naturales).

Después, les expliqué los cuantificadores "MUY/MUCHO/MUCHA/MUCHOS/MUCHAS" y la forma "HAY" y sus características, e hicimos unos ejercicios para practicar todo esto y les mandé un nuevo ejercicio para casa. Y me despedí hasta hoy.

Hoy, mi novena clase ya, he empezado pidiéndoles el ejercicio que les había pedido para casa, y me los han dado los mismos nueve alumnos de la anterior clase. Y después he explicado las típicas expresiones referidas al tiempo (Hace calor/frío-Nieva (cosa que muchos no han visto)-Llueve (cosa que ven todos los días)), acto seguido les he explicado el superlativo, y hemos hecho ejercicios de todo esto.

Y cuando he visto que los controlaban, hemos hecho un ejercicio de audición en el que una chica le preguntaba a un argentino una serie de cuestiones referidas a su país y con la respuesta que daba el chico ellos debían de adivinar si era verdadero o falso. Les ha encantado porque nunca habían oído a un argentino, y se partían de risa.

Después de esta amena pausa, les he explicado los posesivos (tanto los adjetivos (mi, mis, tu,tus, su, sus, nuestro, nuestra, nuestros, nuestras, vuestro, vuestra, vuestros, vuestras) como los pronombres (mío, mía, míos, mías, tuyo, tuya, tuyos, tuyas, suyo, suya, suyos, suyas, nuestro, nuestra, nuestros, nuestras, vuestro, vuestra, vuestros, vuestras)) y hemos hecho dos o tres ejercicios para comprobar si lo habían entendido.

Y ya para acabar, hemos hecho un nuevo ejercicio de audición en el que primero les he mostrado cuatro fotografías (una de los carnavales de Tenerife, otra del glaciar Perrito Moreno en Argentina, otra de un partido de beisbol en Cuba y otra de Colonia Tovar, un pueblecito de Venezuela donde viven alemanes y las casas parecen construcciones de este país) y les he pedido que me dijeran si sabían de qué país se trataba. La primera me han dicho que era de Cuba, la segunda de Argentina, la tercera de México y la cuarta de España. Les he puesto el CD con cuatro personas que hablaban sobre las fotografías, con el acento típico de los países en cuestión, y se han dado cuenta de que sólo habían acertado la segunda fotografía, riéndose a carcajada limpia de su ignorancia.

Bueno, y ahora que ya os he resumido las clases, os voy a hacer un repaso de la cantidad de cosas que me han pasado y que he hecho esta semana pasada.

En primer lugar, deciros que ya me he puesto a leer toooooodos los libros de los que dispongo en el despacho y en la Biblioteca que tengan que ver con mi tema de tesis, con lo que mato dos pájaros de un tiro: por un lado voy abriendo camino para mi futura tesina y por otro lleno todo el terrible tiempo libre que tengo aquí, porque en esta ciudad, como no tengas cosas que hacer, te puedes llegar a aburrir como nunca antes lo hayas hecho, y más yo, que apenas conozco a casi nadie todavía.

Por otra parte, contaros que el lunes por la mañana me llamó una persona que se presentó como el contacto de Inditex (sí, la emprsa de Zara, Massimo Dutti, Oysho...) en Bangladesh, y me dijo que el embajador español le había pasado mi número y necesita que le dé clases, o sea que, más trabajo, jejee... O sea que también mejor para estar ocupado.

En tercer lugar, contaros también que mi novela anda ya por el seguno capítulo, con lo cual, como véis tampoco paro, y también mejor porque así ando ocupado.

En cuarto lugar, deciros que el Instituto Cervantes de Nueva Delhi se ha puesto en contacto conmigo para preparar las convocatorias de DELE del año que viene (suelen ser en torno a mayo) y que vamos a empezar a preparar los cursos de preparación que comenzarán sobre Enero, o sea también más trabajo, con lo que cual, también mejor, porque así más tiempo ocupado...

Y bueno, por último, deciros que también mi Puri y yo hemos estado estos últimos días muy ocupados preparando... NUESTRA BODA!!!!! Hemos mirado salones, posibles iglesias, y al final ya lo tenemos claro: SÁBADO 10 DE JULIO DEL 2010 A LAS 18:00 EN LA PARROQUIA DE LOS CARMELITAS DE LA CALLE ALBORAYA, Y DESPUÉS CENA EN EL SALÓN AQUALANDIA. Así que os podéis imaginar lo atareados que hemos estado con e-mails, decisiones importantes, posibles invitaciones... MUCHO MEJOR PORQUE ASI MÁS TIEMPO OCUPADO, JEJEJEJE...

Y para acabar este post, un regalo para los oídos, un regalo para Puri por estos cinco años, un regalo para todos, por compartir esta alegría que me ha ocurrido hoy. Que la disfrutéis. Y tal y como acaba la canción... Debo AGUANTAR... Espero que, como yo, lloréis cuando la escuchéis...

Hasta pronto!!!!

viernes, 4 de septiembre de 2009

Ama-Exposición permanente

Hoy toca hablar un poco de música.

Voy a ser breve, porque no tengo mucho tiempo, ya que un compañero del departamento me ha pedido que le de una clase esta tarde y casi no tengo tiempo ni de comer.

Voy a daros alguna nota sobre el último disco del grupo Ama, del País Vasco, titulado Exposición permanente. La verdad es que lo encontré gracias a http://www.musicoscopio.com/ , una página española de grupos de música más o menos indepeniente, y como es un grupo que me gusta bastante, me he apresurado a buscarlo y escucharlo. Y, realmente me ha encantado, desde el principio al fin.

El nuevo disco me parece que rompe un poco con su postura musical anterior, para mi gusto un poco lenta y monótona, pero con Exposición permanente la cosa ha cambiado, tal vez por madurez o buscar nuevos caminos, como, por ejemplo, incluir más percusión para establecer el ritmo de las canciones, o las letras más elaboradas, que , como siempre cuentan historias con melodías que no quieren abandonar el espíritu de La Buena Vida (como la canción titulada "El monte Saint-Michel), ya que ambos grupos comparten el cantante, Javier Sánchez, pero, además, es un disco que se encuentra dentro ya del pop elaborado con más cuidado, con cada nota en su lugar y cada cambio de ritmo en el momento idóneo. Es el típico disco que cuanto más escuchas más necesitas escuchar. Te engancha como una intrincada tela de araña y no puedes escapar de alguna de sus reminiscencias de Los Planetas, en alguna canción como "Sin tomar Prisioneros", como si fuera un guiño a la canción en la que J y los suyos colaboraron en el disco Álbum y que lleva el mismo nombre del grupo, "Los Planetas".

Bueno, para que podáis escuchar una de las 15 canciones del disco, aquí os cuelgo una para que podáis degustar el espíritu de Exposición permanente. Que os guste. Disfrutadla con un buen helado de chocolate a la luz de una vela con olor a jazmín. Y es que no soy más que un melómano al que le gusta oír poesía musical, porque la vida es eso siempre, Música y Poesía.

Séptima clase - Los perros ladran distinto

Hola de nuevo.

Aquí estoy otra vez para explicaros cómo fue mi séptima clase.

Antes de empezar, deciros que antes de comenzar la clase hacía un calor que ni en el mismo infierno. Volví de comer (sí, yo no hago el Ramadán), y cuando llegué al despacho, como es normal caminando con un plato de arroz y un té en el estómago debajo de aquel sol que estaba más cerca nuestro que nunca, el sudor me pegaba al cuerpo la camisa, y encima, como llegué a la una y media, habían quitado la luz (siempre la quitan entre la 1 y las 2), no funcionaba ni el ventilador ni el Aire Acondionado, o sea que, vamos, creía que me daba un síncope; los que me conocen de verdad sabrán lo mal que lo pasé, yo que siempre voy con manga corta, hasta en Diciembre. Bueno, finalmente conseguí recuperarme, y abrí el aula, pues ya había algún alumno esperando fuera.

Esperé cinco minutos, ya que aún no era la hora, y empecé diciéndoles que había corregido los ejercicios, pero se me habían olvidado en casa. Les dije que todos habían hecho una cosa mal, menos una alumna. Os explico: tenían que poner esta secuencia de palabras en orden: azul / es / habitación / mi. Todos los alumnos me las habían ordenado así: mi azul es habitación*. Me puse a pensar en el por qué de este error tan generalizado, y conseguí encontrar dos posibles respuestas: o bien se habían copiado todos de un alumno que lo había hecho mal o bien había algo que no les había explicado. Cayó por su peso la segunda: ellos saben bangla e inglés, y en esta segunda lengua, el adjetivo está siempre delante del nombre. Así pues comencé la clase explicándoles la correcta posición, y de paso la concordancia en género y número entre adjetivos y nombres, y cómo construir el femenino a partir del masculino y el plural teniendo como referencia el singular. Esto me dio pie a ponerles un ejemplo: les dije que lo correcto era decir El perro negro, y no El perro negra* o Los perros negro* y de paso, les expliqué una curiosidad onamopéyica: les dije que los perros ladran distinto en español y en inglés, en español dicen "Guau guau" y en inglés "Bouf bouf". Esta broma ayudó a que se despejaran y, como les pregunté si lo habían entendido y me respondieron que sí, también me ayudó a cambiar el discurso a uno más práctico, ya que hicimos dos ejercicios o tres para que trataran de afianzarlo de forma práctica.

Cuando ya estaba seguro de que lo habían entendido, pasé a re-explicarles el verbo Estar, que ya lo había introducido al final de la última clase. Me dijeron que era muy complicado para ellos porque no sabían distinguirlo, en el uso, del verbo Ser. Les dije que el verbo Estar tenía dos opciones de uso: la primera, "de lugar", y les puse un ejemplo: "Pedro, ¿dónde están las llaves?" Mientras me sacaba las mismas del bolsillo y las ponía encima de la mesa, "Están ahí, encima de la mesa", y todos me asintieron con la cabeza, indicándome que lo habían entendido; la segunda opción es la de "Condición o estado variable". Y les puse un ejemplo: "¿Cómo estás?" "Estoy cansado, pero bien". Me asintieron con la cabeza. Lo habían entendido sólo con dos ejemplos, no me lo creía. Y para dejarles bien claro la diferencia más o menos exacta con el verbo Ser, les puse dos ejemplos, primero en inglés, y después en castellano, para que vieran que en el primero era siempre el verbo To Be, y que en el segundo, podía cambiar entre el verbo Ser y el Estar: "I am Spanish" / "Yo soy español", aquí usamos el verbo ser porque siempre voy a ser español, es una cualidad que no va a cambiar nunca; "I am sick" / "Estoy enfermo" pero mañana, tal vez, esté ya sano (a no ser que tenga una enfermedad crónica), pero para dejarlo ya bien claro les puse otro ejemplo, esta vez sólo en español "Mi marido está ahora más delgado", pero mañana o el mes que viene, puede estar más gordo. Vi caras de que lo tenían claro, y resoplé. Para quedarme más tranquilo, les pedí hacer un ejercicio en el que tenían que poner la forma correcta del presente del verbo Estar de acuerdo con el sujeto de cada oración pero con la primera opción del verbo, que era de "Lugar", y les mandé para casa otro ejercicio igual con la segunda opción, la de "Condición o Estado variable"

Y finalmente, para dejar un poco de lado tanta teoría, y como me quedaban sólo 10 minutos, hicimos un ejercicio en el que una chica enviaba un e-mail a sus padres desde un lugar en algún país de habla hispana, dando una serie de pistas, como que había estado en unas playas atlánticas con arena negra, que había visitado la ciudad maya de Tikal, que la capital está en el centro del país o que había probado los tamales. La pista más clara era la de Tikal, y les pedí, como hago ahora con vosotros, que descubrieran de qué país estaba hablando buscando información por internet. Así que tanto mis alumnos como vosotros, ya tenéis un poco de trabajo: ¿De qué país se trata?

Y para acabar con esta entrada, os dejo un regalo: un vídeo de Facto Delafé y las Flores Azules. Primero porque me encanta el vídeo, segundo porque no entiendo cómo el cantante no se puede caer de la bicicleta haciendo lo que hace, tercero porque esa canción forma parte de mis mejores recuerdos y porque mañana voy a cambiar la lista de música por canciones de este grupo. Que la disfrutéis y espero que me digáis si pensáis si sería idónea para ponerla en una clase de español para extanjeros, la letra es preciosa. Aquí os la dejo. A mí, sencillamente, me pone todos y cada uno de los pelos de punta. Ah, y además, cuatro minutos de plano secuencia. Perfecto, sin paliativos.



P.D.: Por cierto, comentaros también que, debido al tiempo que tengo, mientras estudio y leo para mi doctorado, me preparo las clases, voy en CNGs por toda la ciudad, antes de ayer también me dio por empezar mi nueva novela. De momento es una semilla, porque está la pobre en pañales, en el primer capítulo, pero ya os iré informando de su desarrollo.