sábado, 31 de octubre de 2009

Támesis, el pueblo donde todo puede ocurrir y ocurre

Hoy, de nuevo, literatura: Mi hermano el alcalde, de Fernando Vallejo.



La novela se traza a través de la ironía y la crítica de aboslutamente todo lo que puede ser criticado, desde, por supuesto, el discurso político. El humor aquí deborda a la palabra y su soporte reconvierte el texto en algo que queda fuera de la literatura, con el trabajo hilarante que supone la inducción a la risa más mordaz.



Vallejo ejecuta a un personaje que llega a ser alcalde de un pueblo de Antioquía llamado "Támesis, como el río de Londres. Sí, como el río, pero en bonito. El río, si les digo la verdad y bien que lo conozco, se me hace triste y monótono, fatigado, sin ganas de vivir, como si arrastrara por la inercia de las edades sus cansadas aguas. El pueblo, en cambio, es alegre y parrandero." Carlos, el decidido hermano del escritor, decide que quiere ser alcade en un ataque de dengue, como si fuera empujado por una especie de ensoñación cercana a la locura. Así, Támesis, y en concreto su alcaldía, es el lugar irreal pero tangible donde todo lo inverosímil puede ocurrir próximo al Realismo mágico, como es el caso de los loros, que surcan sus aires azules, como flechas verdes, y que son los que dicen verdades universales, esas verdades que nadie se atreve a decir y que muchas veces quedan almacenadas en el silencio, y esos pajaritos, incluso son capaces de insultar a uno de los guerrilleros más violentos y absurdos, Tirofijo, ayudados por el eco:


"Que se joda que aquí vienen los loros verdes en bandada. Vienen de Los Llanos, de decirle a Tirofijo dos verdades:
- ¡Tirofijo hijueputa!
Y el eco:
- Puta, puta, puta...- va repitiendo como un demente el eco."


Pero, la sátira y la crítica saltan también fuera del pueblecito, abarcando, como ya hizo Vallejo en otras de sus novelas, a todo el país, siempre desde el plano político. Las más mordaces de la ironías se representan en una de las materias primas principales de Colombia, el café, ¿o es la cocaína? El caso es que ambas se exportan al extranjero, a veces en avión:


"Y lavado el café que nos da Midiosito, se seca en los llamados silos y sale convertido en pepas de oro. Ésas son las que tuestan las tostadoras y que una vez tostadas se muelen para que, en agua hirviendo y humeante pocillo o taza con la banderita amarillo, azul y rojo de Colombia se lo tome usted en los aviones de Air France, y volando, volando y soñando despierto pierda el sueño. Al aterrizar en el aeropuerto Charles de Gaulle nos empelotan los de inmigración a ver si traemos, enchufado en el salvohonor o 'culo', cuando menos un kilo de cocaína. ¡Qué cocaína vamos a traer, si en Colombia lo que producimos es café!


Además, La Cascada (a la que los vecinos del pueblo cambiaron la s y la c por una g y se empezó a llamar La Cagada) es la casa donde, antes de ser elegido alcalde de Támesis, Carlos invitaba a todos los vecinos a fiestas donde la gente destrozaba con la borrachera todo aquello que se encontraba delante, como reflejo literario del país entero, y no sólo eso, si no que el nombre de la casa familiar se convirtió en una parte del lema del discurso pre-electoral de la campaña hacia el ayuntamiento, ya que el futuro alcalde pretendía llevar a cabo un supermegaproyecto de una central hidroeléctrica que suministrara luz a practicamente todo el cono Sur del continente americano. Esta idea no es más que otro reflejo del sujeto colombiano-tamesino representado por Vallejo a través de su prosa agrietada y alocada: en el pueblo el optimismo del tamesino de a pie le conducía a buscar una felicidad eterna, una felicidad inexistente e imposible, en una sociedad desbocada y entregada a una simpleza y pobreza infinitas. Támesis, desde este plano, es el reflejo de la búsqueda de Colombia de aquellas ilusiones que no se encuentran más que en la fantasía de aquellas ensoñaciones que en muy contadas ocasiones se hacen realidad.


Además, Támesis también se permite reírse de los designios del Señor Todopoderoso. Sin comentarios:


"La iglesia de Támesis fue construida con una sola torre, que es como la conoció mi padre. Un día el Señor con un temblor se la tumbó, y el párroco de entonces, el padre Vélez, hombre previsor, le construyó dos:
- Si los designios del Altísimo para la próxima son tumbarnos una torre, ahí nos queda la otra.


Como está ahora, con dos torres, se puede ver en el sitio que abrió Carlos en Internet: doble u, doble u, doble u, punto, paraíso, punto, támesis, punto, com. No necesita marcar más. Incluso si quita las doble u, no importa. Pero no le vaya a quitar los puntos ni el paraíso. "


En la historia que recorre el lector desde la primera a la última palabra de la novela se percibe un cierto sabor agridulce a olvido, a pérdida de algo cercano al paraíso, a nostalgia de algo que nunca se ha vivido pero que tal vez no haya ni siquiera alcanzado la forma de una posible utopía. La batalla de los tamesinos en su búsqueda de algo que han perdido y que saben que nunca van a alcazar hallar, crea esa especie de risa floja que sentimos cuando nos damos cuenta de que hay ciertas cosas que no salen de su imposibilidad y que, para huir del dolor de ser conscientes de ello y de no poder reconocer esa imposibilidad, hace que caigamos en la risa y burla autoejecutada desde nosotros mismos, hacia dentro, como una especie de implosión, destruyéndonos a nosotros mismos con nuestro sentimiento de culpa. Reírnos de nuestra incapacidad de alcanzar nuestra felicidad absoluta a través de los tamesinos.


La devastadora fuerza que corroe con la ironía se manifiesta en los diez mandamientos (que en realidad se reducen a 4) que se reparten en la novela y además, tal vez, y en muchas ocasiones, las verdades a través de la crudeza y la violencia de la ironía son más dolorosas que dichas directamente. Así, acabo esta entrada con estos cuatro mandamientos (que hay que cumplir para ser un buen tamesino) y una cita donde la verdadera realidad colombiana se duele con una verdad absoluta, disfrazada de tragicomedia. Espero vuestros comentarios opinando y diciendo qué os ha parecido esta entrada. Un abrazo!!!


Primer Mandamiento: "Piche, amigo, mientras pueda y se le pare que vida no hay sino una sola y lo que no se coma usted después se lo comerán los gusanos: los gusanos de la Muerte que se le tragarán todos los resaltos y orificios, las ilusiones y las ambiciones."


Segundo Mandamiento: "No le des güevon, de comer a la chusma para que te adulen y te elijan: que coman mierda y voten por su puta madre."


Tercer Mandamiento: "El que se haga elegir para el bien del prójimo y no para el propio es un güevón."


"Además, y sopéselo usted que es imparcial, extranjero, ¿no hay que pagar pues en Colombia un impuesto de valoración cada vez que le echan una capa de asfalto a una calle cerca a la casa de uno o tapan un hueco? La Batea, que está en una curva a la orilla de la carretera, lo pagó. Y no se valorizó. Y La Cascada lo pagó. Y tampoco. Y si ambas fincas con el tiempo resultaron valiendo más en pesos, fue porque se devaluó el peso. Allá llaman "valorización" a la devaluación. Las yucas que se compraban con lo que valía La Cascada antes de la devaluación son las mismas yucas que hoy se compran con lo que vale La Cascada después de la devaluación. En yucas La Cascada hoy no vale una yuca más por la asfaltada de una carretera. Ni en bolígrafos, ni en condones, ni en cocos. Y al que se siente sin trabajar a rascarse las pelotas a ver si se le valorizan, ahí va el impuesto de las pelotas. ¡Qué se van a valorizar! Nada en Colombia se valoriza. Todo se desvaloriza, empezando por la vida humana. Para pagar el impuesto de valorización de La Cascada tuvimos que vender el jeep nuevo. El viejo ya se lo habían robado a papi a punta de pistola: se le reventó la úlcera que le había resultado de hacer tanta fuerza por tanto impuesto y desangrado murió en el hospital. Senadores y representantes de la Cámara del Honorable Congreso de Colombia: con el debido respeto les propongo, señorías, que al impuesto de valorización le cambien el nombre por el de impuesto de devaluación. Cuarto mandamiento: No te hagas elegir si no vas a robar, pendejo. Y que el pueblo trague polvo y mierda."

4 comentarios:

Unknown dijo...

good blog
greetings from Spain

Francisco dijo...

Thank You for your comment first and for to follow my writing.

Be happy!

J. Andrés dijo...

Seguiré leyendo y comentando tu blog, es interesante ver el punto de vista de un Español, narrando el punto de vista de un Colombiano...

Francisco dijo...

Hola Jorge!!! Qué bien tener tantos comentarios tuyos de golpe... Espero que sigas a diario el blog y que sigas poniendo más comentarios, que son muy interesantes... Y ya sabes, si quieres continuar sabiendo lo que opino y qué cosas estoy aprendiendo de la literatura colombiana no dejes de visitar mi blog.

Un abrazo y muchas gracias.