miércoles, 30 de septiembre de 2009

Un puente entre dos esferas

Él, siempre resistente a interpretar las circunstancias de la vida más allá de su anodino suceder, como fatalidades de la naturaleza invariables a los deseos y el dolor, cedió a la aquiescencia humilde de observar allí, en su cercanía casual, un ejemplo. Algo que podía interpretar como una fuerza incontaminada por las limitaciones y engaños de la realidad. Sin embargo le resultaba ardua la aceptación. Conjeturaba si escribir signos que después se traducían en sonidos y después en sentires o pensamientos ya intraducibles, constituía una protección y era más fácil soltarse a los riesgos de la aventura. Pero, narrar -pensaba- era como poner las vigas y ladrillos del edificio desde dentro y se iba haciendo esa caparazón en la cual habitaba quien escribía. Podía morir aplastado. O quizá quedar perdido en su propia construcción, sin ningún destello distinto a su desespero y al fracaso. Minotauro al que nadie visita. Dejó deslizarse el pensamiento: el arte no aspira a la perfección sino al testimonio de su búsqueda.

Roberto Burgos Cantor, La ceiba de la memoria

2 comentarios:

Luisa dijo...

Hola, Paco:
Voy leyendo el blog, aunque confieso que con algo de retraso; me gusta mucho la música que has elegido para hoy; es como muy bemgalí, muy de reflexión, de concentración, no sé;
estoy en descanso del trabajo, no sé si te dijo Puri los cambios de los horarios y eso.
Para acercarnos un poco te diré que hoy, en Valencia, estamos sobre los 30 grados, la humedad es considerable, como siempre, pero hace días que no llueve.
Te sigo leyendo.
Un beso.

Francisco dijo...

Hola Luisa!!!!

Qué bien volver a verte por aquí, y qué bien que me sigas hasta en el trabajo, jejeje...

Ah, y por cierto, aquí más que calor hace una humedad alucinante, hagas lo que hagas, sólo haces que sudar...

Me encanta que me sigas. Sigue siendo como eres, nunca cambies.

Un beso.