viernes, 12 de marzo de 2010

25ª y 26ª clases: repasos

Hoy toca de nuevo clase de español. Os voy a explicar cómo fueron la 25ª y la 26ª clases.


La 25ª fue de repaso solamente de los verbos pronominales, ya que se acercaba el examen que les pusimos el día 5 de Febrero y necesitaban tenerlo más claro.


La 26ª clase fue más amena. Empecé acabando el ejercicio en el que hablaba una madre y su hijo, no sé si acordaréis de la última clase, que la acabé con un texto de un chico argentino que contaba cómo era su día a día. La mujer comentaba que se pasaba todo el día limpiando en casa, cocinando y que iba a casa de su hijo a llevarle la comida y a limpiarle la casa. Esto les chocó bastante a mis alumnos, ya que no entendían por qué el chico quería vivir solo si iba su madre a limpiarle y a llevarle la comida, porque además la mujer debía combinar todas estas cosas con sus clases de inglés por las tardes como profesora. Este texto me dio pie para crear un debate sobre la mujer en esta sociedad, muy interesante, ya que la mujer aquí es el pilar de una familia, ya que ella es la que cocina, la que limpia y se preocupa de que la casa esté en orden y que no falte de nada a la familia.


Después de este ejercicio medio cultural pasamos a hacer otro ejercicio, pero esta vez más gramatical, en el que debían fijarse en la irregularidad del Presente del verbo Dormir y debían conjugar el Presente de los verbos Volver y Acostarse. Después hicimos un ejercicio que estaba en el plano opuesto, ya que debían decirme los Infinitivos de una serie de verbos a partir de alguna forma del Presente de Indicativo, como por ejemplo tengo, empieza o vas.


Una vez acabado ese ejercicio, pasé a otro que era el típico de rellenar huecos, donde ellos debían decirme qué preposiciones había que poner en esos huecos eligiendo entre de, del, por o a. Y para acabar con los ejercicios gramaticales, hicimos otro en el que debían conjugar todas las personas del Presente de Indicativo de los verbos Levantarse, Despertarse y Vestirse.


Y para acabar la clase y para despertarlos del letargo en el que se encontraban hicimos un ejercicio que era un juego. Se trataba de ver qué alumno se llevaba el premio al más dormilón. Puse una tabla en la pizarra en la que la fila superior eran los nombres de cada uno de ellos y la primera columna eran las siguientes preguntas: ¿Cuantas horas duermes normalmente?, ¿A qué hora te levantas?, ¿A qué hora te acuestas? y ¿Duermes siesta? Hice una ronda por cada uno de ellos, apuntando sus respuestas en la tabla, hasta que una vez terminada la tabla con todos los datos, hicimos un análisis y el premio se lo llevó un alumno que se acostaba a las 11 y se levantaba a las 10, con lo que dormía 11 horas al día, más las 2 de la siesta. No os podéis imaginar lo que se rieron cuando dije.... "Y el premio para el más dormilón es de..... y el nombre del alumno". Fue un final de clase muy divertido.

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