sábado, 7 de noviembre de 2009

Puntos, comas y verbos

Cuando recuperó la memoria en su frasco de ámbar le retumbó el mar en los oídos, como una caracola olvidada en alguna isla del Caribe. Las amebas se retorcían en sus segundos, y trató, sin conseguirlo, de despegarse la cáscara de antigüedad que le había contagiado el tiempo. Las huellas digitales le informaban de que tal vez hubo un tiempo en el que los edificios eran blancos

White House

O tal vez despertó en una taberna, como Pushkin, rodeado por historias recuperadas a través del fragor de algún vaso de absenta o vodka caliente y cristalino...


Pushkin

Y allí, por encima de las nubes, en alguna habitación aérea, soñó que alguien, detrás del péndulo inquebrantable del tiempo, lo espiaba abrumado y con la espuma de los segundos llegándole a una orilla que nunca podía alcanzar a tocar, temiendo que la sal dulce borrara sus huellas...


Draw

Y como si emergiera del fondo de un océano todavía sin descubrir, supo, o más bien dedujo, que había alguien que lo soñaba, que había alguien que se atrevía a hacer aquello, a someterle a aquella trampa, en la que, ya sin solución posible, él soñaba a alguien que, esperando el autobús, estaba soñando con él que se soñaba en una parada de autobús... Y supo, aterrado, que muchas veces Borges tenía razón... Nunca más despertaría de aquella memoria de arena, que no hacía más que dar vueltas en aquel reloj de cristal...


Dreaming at bus stop

2 comentarios:

Luisa dijo...

Qué bonita, Paco, tu entrada de hoy; aunque debo decir que no termino de captar muy bien el sentido final de lo que quieres contar en esta ocasión, me encantan los recursos que utilizas, el ritmo al leerlo, el orden en las palabras.
Soñamos: soñamos que sueñas que nos estás soñando y estamos todos juntos; ya queda un poco menos.
Sigue escribiendo, sigue enamorando.
Un abrazo muy fuerte.

Francisco dijo...

Hola Luisa!!!!

Pues sí que has captado la idea. Todo fue que me impactó severamente cómo se había quedado dormido el hombre de la última foto y le quise dedicar una entrada, basándome en un cuento de Borges que se llama "Las ruinas cirulares" (recomendado 100%), en el que un hombre se queda dormido y empieza a soñar que se ha quedado dormido y se sueña a sí mismo de nuevo, de forma que entra en una espiral de la que no sabe cómo salir.

Un besote, y sí, cada día queda menos para el reencuentro!!!

Un besazo!!!