domingo, 24 de mayo de 2009

1ª Comida de despedida de los Filólocos

Ayer tuvo lugar mi primera despedida de mis ex-compañeros de Filología. Fue en La Divina comedia de Valencia (Paseo de Neptuno, nº 60), una pizzería que hay por el paseo marítimo. Yo llegué un poco antes, y después de aparcar y dejar un poquito de dinero al inevitable gorrilla, me acerqué a la puerta y allí estaban Nuria y Vane Ven Ven. Al poco rato pasó Angelito en su coche saludando al modo Kennedy (o mejor Mr. Potato del vídeo de Manos de Topo, si queréis ver que mis palabras son ciertas bajad al final de esta entrada y lo comprobáis), y después de aparcar en la misma zona del inevitable gorrilla, vino con nosotros. Ya éramos tres y aparecieron los dos profes de la carrera que venían a la despedida, Rafa y Julio. Como no venía nadie más, nos metimos dentro para ir ocupando la mesa.



Nos trajeron una jarrita de cerveza, y fueron llegando los rezagados, Mamen, Laura Gallego, José Torres (que no Josep), David, y un poco más tarde José Gallardo, que había avisado de su demora, debido a que jugaba un partido de futbol, y sólo faltaba Marcos, del que nadie tenía noticias, pero que llegó más tarde, viéndome obligado a decirle que menos mal que había venido, porque si no se hubiera enterado.



Aquí os dejo algunas muestras de la reunión:




Laura, medio cortada por mi cuadro, Angelito (con cariño), Mamen y Vane Ven Ven, con su postura soñadora filológica.

Marcos Sevilla, mi otra parte de Parcos, David Lluch, corrigiendo estilo, y Rafa Beltrán, quien me trajo una vez muy cerca a Deyermond.







Nuria, filóloga de todo corazón, y José Torres, el poeta al que casi llaman Espill, y alumno comadreja, al que tanto buscaba Arcadio.









Laura Gallego (http://www.lauragallego.com/), escritora de vitalidades desconocidas, y Angelito (sin rencor)


Julio Alonso, famosísimo erudito fundador de los maravillosos dossiers de LSO (quese enfade, porque eran geniales por su preciada información), que crearon todo un género literario, y José Gallardo, erudito donde los haya y orador sin paragón.






Como se puede apreciar en las fotos, más que comer bebimos, Lambrusco, vino blanco, champan y Limoncelo, para aclarar las gargantas, dado que al final del festín, Vane fue la gentil lectora del regalo redactado que le dimos al pre-jubilado profesor Asenjo, después se escucharon mis palabras dedicadas a la gente que me acompañaba, y que fueron más que emotivas, por tenerlos allí a todos tan cerca, y la sorpresa que me dio el profesor Julio con un texto especificamente dedicado a mí, y el cual tuve la mala suerte de no traerme a casa porque se me olvidó pedírselo. Aquí os dejo la muestra de su minuciosa lectura:



Después de la fabulosa comilona nos pasamos a un local al lado para continuar la tertulia, y después fuimos a casa de José Torres (alías comadreja), pero no iba la Play 3 y no pudimos dejarnos llevar por el Singstar, y Angelito casi acaba en la casa del vecino con cama, colchón y cabezal incluidos, haciendo uno de sus saltos del tigre.


Con esta comida me di cuenta de que ya he empezado a despedirme de la gente que tengo aquí, y de que ya no hay vuelta atrás. Suele ocurrir cuando te empiezas a despedir, los adioses no dan pie a los saludos. Me recuerdan a los aeropuertos y a las estaciones de tren, donde la gente se despide, pero (menos mal) también se reciben y se saludan. Así pues, después de esta despedida vendrán otras, que espero se correspondan con idas y venidas, con nuevos encuentros a mi regreso de Dhaka. La ceremonia de los adioses comenzó ayer.


Y, como lo prometido es deuda, aquí os dejo el pedazo de vídeo donde vemos a Angelito-Keneddy-Mr. Potato en una canción que recuerda a aquello de que El cartero siempre llama dos veces.




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