jueves, 18 de febrero de 2010
24ª clase: la vuelta en rickshaw a través de la noche
sábado, 13 de febrero de 2010
Pohela Falgun, amarillos y naranjas en la efervescente Universidad
Además, durante todo el mes de Febrero es la feria del libro y todo está lleno de textualidades e historias, tiradas por el suelo.
Y también casetas, como la famosa Feria del Libro de Valencia...
Y, como en todos lados, hay modelos que promocionan algo, con su imagen "publicitaria".
Y también hay disfraces de vendedores ambulantes, aprovechando la afluencia de gente...
Y como hay algunos que vienen a las 8 de la mañana a celebrar la entrada de la primavera, llega un momento en el que toca descansar.
O tomar un refrigerio y algunos víveres para reponer fuerzas y llenar de color y luz el estómago. De pie es una buena forma de hacer la primaveral digestión.
Y, también como en todas partes, la memoria se queda aparcelada en alguna fotografía soleada y fugaz.
Pero la política aparece en cada esquina, con sus perras mentiras, sus mezquindades y sus manifestaciones caóticas y nulas. Una mezcla corrosiva que a veces oxida el alma y anula al corazón.
Y a veces, ella, que todo lo desdice y lo augura, regresa a destiempo de su muerte para llevarse a lo oscuro a algún inocente inducido por sus tentáculos, como aquel estudiante que falleció hace tres semanas en este mismo Campus donde hoy se reabre la primavera, en una pelea de estudiantes enfrentados políticamente. Hasta las estatuas se han tapado los ojos para no ver ese dolor.
Y, también, ya lejos de todo, debemos pararnos de vez en cuando a ver cómo pasa el tiempo, mientras pensamos qué hacemos aquí en algún bar olvidado en alguna avenida febril.
Y, por lo menos, me siento seguro en mis pesadillas urbanas...
Y como dicen que el amor está en todas partes, algo me recuerda, vanamente, que mañana es el día de San Valentín.
Y tengo miedo: ha vuelto el calor, el sol, los mosquitos no se van nunca con sus zumbidos y el sudor me acompaña con sus primeras gotas de rocío.
sábado, 6 de febrero de 2010
Primeros poemas
Retales de otras auroras se repiten en esto que
a veces te nombra.
Pedazos de algo que los periódicos olvidaron mencionar
a veces te nombran.
Rumores de publicidades ennegrecidas y amputadas
a veces también te nombran.
Y sin más, como un crepúsculo que vigila mi insomnio,
me dejo llevar, a veces también, por calendarios,
pestañas, archivos, ficciones, preposiciones
y el pronombre, que, también a veces, las más,
también te nombra.
Y entre las ramas del amanecer, he olvidado cómo acabar este poema.
Anticipaciones al futuro
SUCESO VIII
A veces soy la voz del otro lado del teléfono,
A veces un aliento,
una ciudad enorme donde te encuentro a veces,
por supuesto una fecha,
un saludo que cruza el cielo velozmente,
dos ojos que te miran,
un café que te espera después de la llovizna,
una fotografía, una mano en tu mano,
desesperadamente, una canción, etc.
Y siempre o casi siempre
nomás ese silencio,
donde solés colgar tus prendas íntimas.
Jorge Boccanera
miércoles, 3 de febrero de 2010
23ª clase - los horarios y hábitos
Pues bien, la clase la empecé con un ejercicio en el que ellos debían decirme qué horario llevaba una profesora de un colegio de aquí, y debían acabar las típicas frases de "Se levanta a las...", "Empieza a trabajar a las...", "Come a las...", "Sale del trabajo a las...", "Cena a las..." o "Se acuesta a las...". Y cuando habían puesto las horas, debían hacer frases como "Yo creo que se levanta a las....". Este ejercicio me ayudó a explicarles los horarios que llevamos más o menos en España para que pudieran comparar con los horarios de aquí y, al mismo tiempo, me sirvió para 3 cosas: la primera para refrescarles cómo se decían las horas, la segunda para explicarles los verbos pronominales (levantarse, acostarse, vestirse, ducharse...) y la tercera como contraste cultural, lo cual les pareció muy interesante.
Una vez hecho el ejercicio, les puse una audición en la que un chico le hacía una especie de entrevista a una profesora de un colegio y ella respondía explicando cuál era su horario de trabajo en un día normal de la semana.
Después hicimos otro ejercicio que también me pareció muy interesante. Se trataba de que ellos tenían una especie de calendario de un chico, en el que ponía, a modo de memoria de hábitos (como los típicos calendarios que hacíamos en el colegio con las asignaturas en una tabla, con sus horas y los días) y mis alumnos tenían que explicar con qué frecuencia hacían dichas actividades con las distintas expresiones de "Todos los días", "Una vez a la semana", "Dos veces a la semana", "Los domingos", "Normalmente, los viernes...", "A veces" o "A menudo". Y después, tenían que construir frases como "Yo también voy a clase todos los días". Lógicamente, este ejercicio es perfecto para explicarles las expresiones con las que explicamos a alguien las frecuencias con las que solemos hacer ciertas cosas y para decir si hacemos las mismas actividades que otras personas. Después estuvimos hablando sobre qué hábitos tenían ellos distintos a los que tencía el chico del ejercicio y una chica me sorprendió gratamente cuando me dijo que ella solía ir al teatro una vez al mes, ya que no sabía que aquí existía dicha actividad cultural.